Historia, pregunta formulada por Julissa288373, hace 19 horas

b. Un janekon es porfaa necesito ahora le pongo coronaa​

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Contestado por calebsaldana1208
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Respuesta:

La pandemia se extendió con violencia en la Amazonía del Perú: miles de indígenas se contagiaron y muchos murieron en sus comunidades, lejos de los hospitales que lucían saturados de cadáveres en los momentos más duros de la crisis sanitaria. Una de las regiones más golpeadas fue Ucayali, en la frontera con Brasil, habitada por los shipibo-konibo. Los reportes oficiales han silenciado estas muertes, pero el arte guarda su memoria. Luego de superar la Covid-19, la artista indígena Lastenia Canayo García –Pecon Quena–, ha plasmado el alma de los guardianes del coronavirus y la planta en la que hallaron refugio: el matico. Su arte es la expresión de esa lucha constante entre ambos guardianes.  Llevaba tres semanas enferma, cuando decidió levantarse de su cama en busca de agua. Lastenia Canayo García dio el primer paso, luego, el siguiente y, después, apenas uno más. Recuerda que todo le daba vueltas, cuando de pronto vio que una mosca quería atacarla. Intentó alejarse y tropezó. Ya en el suelo, cuenta, reconoció que no era un insecto el que la había acechado, sino un ibo (como llaman su idioma al dueño o guardián de las cosas) del coronavirus. Horas más tarde, aún con fiebre, empezó a plasmar al guardián de la nueva enfermedad en una tela de tocuyo. “Los ibos no son buenos ni malos, son guardianes de la naturaleza; pero sí castigan a los que se portan mal, a los que le faltan el respeto a las plantas”, explica.

Según la tradición shipibo-konibo, los indígenas usan dos nombres: uno de acuerdo a las leyes peruanas, que llaman nawan jane (nombre de mestizo o foráneo); y otro en su lengua originaria, janekon (nombre verdadero). El de Lastenia -artista que nació en la comunidad Roaboya del Bajo Ucayali, en Loreto- es Pecon Quena, que significa “la que llama los colores”. Pecon Quena fue formada en el grafismo del arte kené, como parte de la tradición del pueblo shipibo-konibo, una etnia conocida por la belleza de sus artesanías y textiles. A los 8 años realizaba trabajos en cerámica (chomos, mocahuas, callanas) bajo la instrucción de su abuelo, el curaca Arístedes García, y su madre, Maetsa Rahua, que significa “la que ve un sonido”. También a esa edad aprendió a pintar y bordar. Y, aunque suspendió la práctica durante un tiempo por temas familiares y económicos, años después una oportunidad le devolvería a sus orígenes.

A los 60 años, la artista vive en una casa de madera en el asentamiento humano Roberto Ruiz Vargas, en el distrito de Yarinacocha (Ucayali), con su hijo mayor y su nuera. Allí, produce bordados, cerámicas y pinturas que se exhiben en importantes galerías y museos del país e, incluso, en el extranjero. Pero la pandemia, explica, lo ha cambiado todo.

No solo enfrentó al virus en dos oportunidades -enfermó en abril del año pasado y, de nuevo, en marzo último- sino también el duro golpe económico, por la falta de espacios para comercializar sus piezas. “Esta situación es un atraso para nosotros, ya no puedo vender en galerías, solo a través de amigos que me llaman por algún pedido especial”, cuenta.

Esas dificultades no la han alejado del pequeño taller que tiene en casa. Allí, por las tardes, pinta a los dueños del coronavirus y el matico, mientras escucha el vaivén de las plantas y el croar apabullante de las ranas. “Dibujo a los ibos que viven con nosotros. Cada ser vivo tiene un dueño, un guardián que lo protege -detalla-. Yo los veo caminando, los veo junto a nosotros. Lo que hago es plasmarlos para que las demás personas que no son indígenas puedan verlos como nosotros [los shipibos]”.

Un talento único

Luisa Elvira Belaúnde, antropóloga y docente principal de la Universidad Mayor de San Marcos, explica que la gran mayoría de los indígenas Shipibo-Konibo son artistas, pues se les enseña a bordar, pintar y trabajar la arcilla desde niños. Lastenia Canayo, sin embargo, es una pionera de la pintura figurativa de la cosmovisión de este pueblo. “No aprendí mirando a otros, aprendí sola, con mi imaginación”, cuenta ella.

Hoy, la artista se encarga de representar a los ibos (dueños o guardianes de la naturaleza) y a los yoshin (diablos), seres que viven con ellos. Sus conocimientos, precisa la historiadora María Belén Soria Casaverde, provienen de la tradición oral de la cultura Shipibo-Konibo. Así, la obra de Lastenia expresa el mundo mágico espiritual de los Joni (hombre shipibo–konibo) y, en general, del hombre amazónico relacionado con la naturaleza; en un lenguaje contemporáneo.

“Sus obras expresan una particular forma de comprender el mundo, llamada ‘ecosofía’ por [el filósofo y ambientalista noruego] Arne Naess y [el antropólogo sueco] Kaj Arhem. Esa conducta de vida ha permitido a los shipibo-konibo coexistir en armonía con el ecosistema amazónico, que hoy sufre la depredación del materialismo occidental carente de todo respeto por la naturaleza”, sostiene Casaverde.


Julissa288373: lo mas importante no todo no cabe sorry
calebsaldana1208: bueno en algo ayude
calebsaldana1208: muchas gracias por la info
calebsaldana1208: y agregame o preguntame mas cosas
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