ayudenme nesecito crear un cuento que lleven las palabras bosque asustarse correr y casa graciass.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Fue en un tarde de tormenta, estaba sola en casa porque mis padres habían salido a comprar y yo había decidido quedarme en casa viendo la televisión.
No se por qué pero siempre que hay tormenta tienen la costumbre de poner películas de miedo, y por más que pasaba un canal tras otro solo salían vampiros, monstruos y demás no muertos. Así que dejé un canal cualquiera de ruido de fondo mientras cogía un libro y me ponía a leer.
De repente, un grito me hizo desviar la mirada del libro hacia el televisor. Una joven rubia corría delante del Conde Drácula sin éxito alguno.
“Din-don, din-don, din-don” sonó el reloj. Eran las 7 de la tarde. En mi pueblo significa que ya era de noche y mis padres seguían sin llegar.
La película, aunque no me daba miedo porque sabía que los vampiros no existen, me dejó con mal cuerpo, así que fui a mi habitación a coger el móvil para llamar a mi madre. “Rin, rin” después de esperar otros ocho tonos más, colgué un poco más preocupada de lo normal y llamé a mi padre; sucedió lo mismo. Volví a mirar el reloj que ya marcaba las 7:30 h.
Comenzaba ya a impacientarme cuando de repente, “toc, toc, toc” empezó a sonar un ruido en la cocina. Indecisa por ir o no a ver qué sucedía me llené de valor, y después de encender todas las luces de la casa me acerqué a la puerta del salón, que daba a la cocina. Después de mirar varias veces en todas las direcciones y comprobar que no había nadie, entré y comencé a revisar las ventanas.
¡Qué tonta había sido! Me había dejado llevar por los nervios y lo único que hacía ruido era una ventana mal cerrada movida por el fuerte viento que provocaba la tormenta. Cerré la ventana y volví al sofá. Antes de coger el libro que estaba leyendo miré el reloj que ya marcaba las 8. Pensé en esperar unos minutos más y si no intentaría volver a llamar a mis padres. Fuera, la tormenta se había vuelto más fuerte y en la televisión habían cambiado la película. Ahora, una chica pelirroja corría delante de un grupo de zombies.
De repente, cayó un rayo y se fue la luz. Sonó un fuerte trueno, tenía la tormenta encima. Corrí a buscar una linterna, cuando un relámpago iluminó toda la casa y dejó ver al fondo dos siluetas. No podía distinguir muy bien lo que eran, tan solo que estaban encorvadas y que llevaban algo en sus manos. Lancé un grito de terror y subí corriendo las escaleras hacia mi habitación, una vez allí empecé a mirar dónde esconderme: en el armario no, en todas las películas de terror se escondían ahí; debajo de la cama tampoco ya que sería el primer sitio donde iban a buscar... Los segundos pasaban y seguía sin encontrar un buen escondite. Decidí ponerme detrás de la puerta con un jarrón en la mano, no iba a hacer mucho con él pero si le daba bien, tendría unos segundos para intentar salir corriendo de la casa.
“Clap, clap, clap.” Las húmedas pisadas empezaron a sonar detrás de la puerta y alguien o algo empezó a manipular la manilla de la misma. Yo temblaba e intentaba aguantar la respiración
De repente la puerta se abrió, la luz volvió y detrás de la puerta apareció mi madre, que todavía no había posado las bolsas de la compra, con los pelos descolocados por la tormenta y la lluvia. Me miró y, tras ver mi cara de terror y quitarme el jarrón de las manos, comenzó a reírse:
– Por favor, Leah, ¿no me digas que todavía crees en fantasmas?
Leticia Calvo Pardilla
Los trolls
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Troll
Ángel era un niño de 6 años que era muy travieso, que nunca, nunca hacia caso a sus padres. No le gustaba ir al cole, se pasaba todo el día gritando y haciendo trastadas, pero lo peor era que no quería bañarse, ni lavarse los dientes. Nada de nada, decía que odiaba el agua.
Sus padres estaban cansados de tener que estar todos los días con la misma batalla, y Ángel seguía sin hacer caso. Su abuela Ana comentó a sus padres que debían buscar una solución porque esto no podía seguir así; y decidió hablar con él.
– Mira, Ángel no puedes seguir así, ¿tú sabes la que puedes liar si sigues sin lavarte? Esto puede traerte serios problemas; si no te lavas cada día estarás más sucio, tu piel se irá oscureciendo, olerás muy mal, el pelo se te caerá, las uñas te crecerán torcidas y se harán muy largas, los ojos se te volverán amarillos, y los dientes se convertirán en feos colmillos. En definitiva te convertirás en un feo y horrible troll.
Explicación:
espero que te ayude lo avia escribido pero no se pudo