Ciencias Sociales, pregunta formulada por jaminpalacio665, hace 1 mes

Ayúdenme a encontrar una historieta que hable sobre la equidad de género por favor​

Respuestas a la pregunta

Contestado por janinarogel28
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Respuesta:

la educacion no se da a todos

Pilar es una profesora- alfabetizadora que decidió irse de voluntaria a Villa El Salvador, un barrio de Perú donde la mayoría de las familias son personas que han ido

llegando de pueblos de alrededor en busca de un futuro mejor.

El trabajo de Pilar consistía en enseñar a leer y escribir a un grupo de madres del

barrio que no habían tenido la oportunidad de ir a la escuela.

El primer día de clase, Pilar decidió que usarían todo el tiempo para darse a conocer

unas a otras. Ella les iba preguntando a cada una de sus alumnas las razones por las

cuales no sabían ni leer ni escribir. Y ellas le respondieron con este teatrillo improvisado al que llamaron “La educación no se da a todos”:

“Señorita Pilar, para comenzar con nuestro teatro deberá hacer un viaje mágico con

nosotras a nuestra infancia e imaginarse que en vez de 35 años tenemos 6 ó 7 añitos. Piense que estamos rodeadas de montañas llenas de chacritas (granjas), animalitos, casitas de barro, lagunas, árboles por todos lados y un cielo tan azul como

nunca ha visto.

Y el teatro comenzó:

—Mira, Paulina, ya llegaron del pueblo los materiales para construir la escuela, por

fin vamos a aprender a leer y a contar —exclamaba emocionada una niña de unos 7

años llamada Paulina. Y después de varias jornadas de trabajo entre todos los vecinos la escuela quedó terminada y llegó el nuevo profesor.

¡Habitas para el profesor, choclito (mazorca tierna de maíz) para el profesor, con su

quesito más!.

—Ahora sí voy a ir a la escuela —se dijo Paulina determinada. —Voy a aprender, voy

a avisarle a mi mamá que quiero ir a la escuela.

Pero la mamá le devuelve una mirada triste y baja la cabeza, entonces interviene el

padre.

—Los dos no pueden irse a la escuela, alguien tiene que pastar las ovejas. Tu hermanito es varón así que él tiene que educarse, tú tarde o temprano te vas a casar, vas

a tener tus hijos, te vas a encargar de la casa, no necesitas aprender, pues, sería un

desperdicio; en cambio tu hermanito va a ser el hombre de la casa.

Paulina, sollozante, abandona la casita de barro y se dirige a la pampa (terreno) a  pastar sus ovejas. Se sienta sobre una piedra, se envuelve en su mantita de colores

protegiéndose del helado viento y desaparece en aquel paraje desolador... Pero en

eso, ¿qué haces, Paulina? ¿Por qué regresas a la casa?

—No, papá, yo quiero ir a la escuela.

—Pero hija, no se puede, tienes que cuidar las ovejas.

—Pero papá, yo quiero ir a la escuela.

—No hija, ya te dije que no puedes, tienes que cuidar las ovejas.

—No, papá, mejor mándale a mi hermano para que cuide las ovejas.

—Pero hijita...

—No, hija, no puedes ir.

—Papá, yo quiero ir a la escuela, papá, ¡déjame ir, papá! Así no seré una niña burra!

De forma inesperada, la señorita Pilar interrumpió aquel teatro. Se había emocionado tanto al escuchar a esa niña suplicarle a su padre que la dejara ir a la escuela…

No podía entender cómo los del Ministerio de Educación no hicieron nada para que

los niños y niñas de aquel lugar asistieran a la escuela. Y las mujeres se acercaron a

Pilar y le dijeron que sus papás les ocultaban en sus casas para que nadie las viese.

Claro, ahora cuando sus padres visitan a sus hijas les pide perdón porque se arrepienten de no haberlas llevado a la escuela. Ellos pensaban que en el campo donde

vivían no hacía falta que una niña estudiase.

Al escuchar todo esto, a la señorita Pilar se le hizo un nudo en la garganta y empezó

a llorar a moco tendido y aquella mujer que hace años fue una niña campesina que

no pudo ir a la escuela la abrazó. Y fue cuando la señorita Pilar decidió hacer algo,

ya que al principio del teatro sus alumnas le habían invitado a un viaje con su imaginación, volverían a hacerlo, pero esta vez para que la misma niña que no pudo ir a la

escuela le pusiera un final feliz al teatro. Y entonces fue cuando de nuevo, viajaron

al campito, y donde la niña campesina se imaginó que su padre, que le repetía una y

otra vez que no podría ir a la escuela, cambió de opinión y le decía:

—Bueno hijita, sí vas a ir a la escuela, pero también tu hermanito tiene que ir.  

 

—Ya sé, ¿por qué no estudia mi hermanito por la mañana y yo estudio por la tarde y

nos turnamos para cuidar las ovejas? —propuso la niña.

—Está bien hijita, vamos a hablar con el profesor, así lo vamos a hacer, los dos van

a ir a la escuela.

¡Bravoooo!, aplausos, sonrisas, secaderas de lágrimas, sonaderas de moco, suspiros de alivio, la educación es para todos, incluso para las niñas campesinas!

Y fue así como la señorita Pilar se despidió de sus alumnas mayores, pensando

que aquel día ella misma había aprendido mucho más que ellas en su primer día de

clase!

Y colorín colorado, la educación todos y todas hemos valorado.

Explicación:

espero te sirva 3;)

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