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Respuestas a la pregunta
Respuesta:
- ¡Quiero ese pájaro tan bello! -pidió la princesa. Pero los pajes de la princesa no tenían alas y no pudieron atraparlo.
- ¡Pío! ¡Pío! ¡Pío! -se burló el pajarito. ¡No podréis alcanzarme!
- ¡Quiero ese pájaro de bellas plumas! ¡Lo quiero! -siguió gritando la princesa. -Si no lo tengo, moriré.
Al fin, como era de temer, la princesa cayó enferma con gran pena del rey, su padre.
- Hija mía -le dijo el rey- tienes que ser razonable. No es posible capturar al pájaro de bellas plumas.
- ¡Quiero el pájaro! ¡Quiero el pájaro! -porfió la princesa sin atender razones. - ¡Soy la princesa más desgraciada de la tierra!
El rey, al ver que su hija estaba cada día más triste y enferma, llamó al pregonero real y le dijo:
- Toma tu tambor y anuncia por toda la ciudad que entregaré la mano de mi hija a quien consiga capturar a ese pajarito de bellas plumas. ¡Date prisa, muchacho, que la cosa es urgente!
El pregonero se fue a la plaza del pueblo y empezó a tocar el tambor. ¡Ran, ran, ran, cataplán!
- ¡El rey concederá la mano de su hija a quien consiga atrapar al pajarito de bellas plumas! -gritó.
Y fue repitiendo el pregón por las calles y plazas.
- Yo sé cómo capturar al pajarito -dijo un niño. - Es algo muy fácil.
Ante la sorpresa de la princesa Belinda y sus servidores, el niño se presentó en palacio al día siguiente.
- Yo puedo capturar al pájaro -dijo.
- Cómo lo harás? -preguntó la princesa.
- Con estos globos que llevo en la mano -respondió el niño.
Todos se burlaron de aquel niño atrevido, pero él no hizo caso de las burlas. Vació sus bolsillos de las piedras que llevaba y los globos empezaron a elevarle.
- ¡Pronto te atraparé, pajarito! -gritó el niño.
El niño, sin soltar los globos, se fue elevando por encima de las cabezas de los que le miraban. Llegó hasta el pajarillo y lo atrapó rápidamente. pero los compañeros del pájaro se lanzaron sobre los globos y empezaron a pincharlos con sus picos. ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!
- ¡Que se cae! ¡Que se cae! -empezaron a gritar todos.
En efecto, el niño, sin soltar el pajarito de la mano, cayó sobre el estanque del jardín, pero sin hacerse el menor daño.
La princesa empezó a batir palmas y a saltar de alegría.
- ¡Ya es mío el pajarito! ¡Ya es mío el pajarito! -gritó llena de entusiasmo.
La princesa Belinda ya no estaba triste, la princesa Belinda ya sonreía; la princesa Belinda ya era feliz.
Ahora el que estaba triste, muy triste, era el pajarito de bellas plumas.
- Muchacho -dijo el rey- como eres todavía muy joven para casarte con mi hija, será mejor que aceptes una bolsa de oro.
Todos estaban contentos; todos, menos el pajarito de bellas plumas.
- ¿Por qué estás triste, pajarito? -preguntó la princesa. Te compraré una jaula de oro y vivirás en mi castillo.
- ¡Pío! ¡Pío! -respondió el pájaro, llorando amargamente al verse prisionero.
La princesa, que aunque caprichosa tenía un buen corazón, lo besó en el pico y lo soltó para que volara.
- ¡Eres libre! -le dijo. ¡Vuelve con tus compañeros!
Pero entonces, ¡oh, maravilla!, el pajarito quedó convertido en un apuesto príncipe, que se inclinó ante la princesa.
- Tu buena acción me ha desencantado, princesa -dijo el joven. - Un genio me convirtió en pájaro pero hoy, gracias a tí, he vuelto a ser el que era.
Como ya os podéis imaginar, Belinda y el príncipe se casaron y vivieron muy felices muchos años.
Explicación:
Respuesta:
Que quieres que te escriba el cuento o que cosa porque no llegue a entender muy bien esa parte