AYUDAAAAAAAAA
¿Podría la Filosofía de la no- violencia una estrategia y posibilidad
del hombre para vivir en paz?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
HOLA GRACIAS POR LOS P8UNTOND
Explicación:
NO SE CMO AYUDARTE
Respuesta:
LA NO VIOLENCIA COMO FILOSOFÍA Y COMO ESTRATEGÍA *
Jean-Marie Muller (*)
Es necesario reconocer que la no-violencia es extraña a nuestras culturas. Estas han otorgado un amplio lugar a la violencia, mientras que no han otorgado prácticamente ninguno a la no-violencia. La palabra misma de la no-violencia plantea una cuestión a la cual no estamos seguros de saber responder. Para la mayoría de nuestros contemporáneos la no-violencia es percibida a través de confusiones y malentendidos y se ve desacreditada antes de que se pueda plantear el debate. Por ello es importante antes que todo superar estos malentendidos y confusiones para establecer el verdadero significado de la no-violencia. En un primer momento haré una clarificación conceptual que nos permita distinguir lo que con frecuencia tenemos el hábito de confundir. Realizaré una distinción entre lo que es el conflicto, la agresividad, la lucha, la fuerza y lo que en últimas es la violencia propiamente dicha.
El Conflicto
Nos encontramos continuamente en situaciones de conflictos potenciales. Mi primera relación con respecto al otro es frecuentemente una situación de enfrentamiento, de confrontación, de oposición y, por lo tanto, de conflicto. Mi encuentro con el otro, a quien no conozco, con un extranjero, es en primer lugar un encuentro incierto, imprevisible, difícil. Tengo miedo que quien se acerca a mí venga, en cierta medida, a apropiarse del espacio vital del que yo, en su momento, me he apropiado. El otro es, frecuentemente, aquel cuyos derechos vienen a usurpar mis propios derechos, cuyos deseos vienen a contrariar los míos, cuya libertad arriesga amenazar mi libertad. En pocas palabras, frecuentemente, percibo al otro como un adversario cuya existencia constituye una amenaza para mi existencia.
Nos encontramos, con frecuencia, en una situación donde somos varios a desear la posesión de un mismo objeto. Si somos dos deseando al mismo tiempo el mismo objeto nos encontramos ya en una situación de conflicto a través de la cual identifico al otro como un rival. Imito el deseo del otro rivalizando por la posesión del mismo objeto.
Si dos niños se encuentran en una habitación donde tienen a su disposición diez juguetes, cuando uno de ellos se apropia de uno, ¿qué cree usted que el otro niño va a desear? Tiene a su disposición nueve juguetes que podemos pensar tan bellos como el que ha sido tomado. Pero, evidentemente, va a desear aquel que ha tomado el primer niño, porque se ha apropiado de ese juguete, precisamente porque es el más deseable, porque es el que le puede proporcionar más alegría...por lo tanto, el segundo niño va a dejar desdeñosamente los nueve juguetes que están a su disposición y va a acercarse a quien se ha convertido en su rival para intentar apropiarse de ese juguete tan deseable y disfrutar de él. Probablemente los dos niños llegarán a pelearse con el riego de romper el juguete, pero, poco importa que el juguete sea destruido: al menos el otro no podrá disfrutar de él. Y esta rivalidad tiene una alta posibilidad de engendrar una violencia recíproca, cada uno imitando la violencia del otro, devolviendo golpe por golpe. He escogido un ejemplo fácil, haciendo relación a un problema que concierne niños, pero, ustedes sabrán encontrar, sin dificultad, problemas análogos relacionando adultos...por lo tanto, la rivalidad por la posesión de un mismo objeto se convierte en una de las causas fundamentales del conflicto que opone a los seres humanos.
Podemos señalar desde ahora que la violencia no ofrece ninguna solución al conflicto. La violencia aparece no como un arreglo del conflicto sino como un desarreglo del mismo. Pero hay que desacreditar la violencia y rehabilitar el conflicto. Existe una confusión inicial que es necesario aclarar: la no-violencia no presupone un mundo sin conflictos, no propone huir de los conflictos. La no-violencia no tiene sus raíces en el sueño de un mundo donde todos serían bellos, donde todos serían amables, donde todos serían buenos. Ella tiene sus raíces, al contrario, en la toma de conciencia de nuestra realidad del mundo que es no solamente un mundo de conflictos, sino un mundo de violencias.
Debemos aceptar los conflictos, puesto que el conflicto tiene una función positiva y constructiva. El conflicto puede ser un medio para crear con el otro una relación de justicia y de respeto mutuo, de confianza recíproca y aún de benevolencia recíproca. Es una banalidad decir que el hombre es un ser de relaciones. La cualidad de su existencia es una función de la cualidad de sus relaciones con los otros. Debemos construir estas relaciones a través de la defensa de nuestros derechos, a los cuales no debemos renunciar y del respeto a los derechos de los demás. Debemos, por lo tanto, vivir el conflicto, transformarlo de tal manera que podamos construir una relación de justicia con los otros.