AYUDAA NECESITO LA ADAPTACIÓN TEATRAL DE LOS CAZADORES DE RATAS, el cuento es corto y de Horacio Quiroga, es para hoy ayuda T_T
Respuestas a la pregunta
Música: Brahms - Klavierstucke Op.76 - 4: Intermezzo
Los cazadores de ratas
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Una siesta de invierno, las víboras de cascabel, que dormían extendidas sobre la greda, se arrollaron bruscamente al oír insólito ruido. Como la vista no es su agudeza particular, mantuviéronse inmóviles, mientras prestaban oído.
—Es el ruido que hacían aquéllos... –murmuró la hembra.
—Sí, son voces de hombre; son hombres –afirmó el macho.
Y pasando una por encima de la otra se retiraron veinte metros. Desde allí miraron. Un hombre alto y rubio y una mujer rubia y gruesa se habían acercado y hablaban observando los alrededores. Luego el hombre midió el suelo a grandes pasos, en tanto que la mujer clavaba señales en los extremos de cada recta. Conversaron después, señalándose mutuamente distintos lugares, y por fin se alejaron.
—Van a vivir aquí –dijeron las víboras–. Tendremos que irnos.
En efecto, al día siguiente llegaron los colonos con un hijo de tres años y una carreta en que había catres, cajones, herramientas sueltas y gallinas atadas a la baranda. Instalaron la carpa, y durante semanas trabajaron todo el día. La mujer interrumpíase para cocinar, y el hijo, un osezno blanco, gordo y rubio, ensayaba de un lado a otro su infantil marcha de pato.
Tal fue el esfuerzo de la gente aquella, que al cabo de un mes tenían pozo, gallinero y rancho prontos –aunque a éste faltaban aún las puertas. Después el hombre ausentóse por todo un día, volviendo al siguiente con ocho bueyes, y la chacra comenzó.
Las víboras, entretanto, no se decidían a irse de su paraje natal. Solían llegar hasta la linde del pasto carpido, y desde allí miraban la faena del matrimonio. Un atardecer en que la familia entera había ido a la chacra, las víboras, animadas por el silencio, se aventuraron a cruzar el peligroso páramo y entraron en el rancho. Recorriéronlo con cauta curiosidad, restregando su piel áspera contra las paredes.
Pero allí había ratas; y desde entonces tomaron cariño a la casa. Llegaban todas las tardes hasta el límite del patio y esperaban atentas que aquélla quedara sola. Raras veces tenían esa dicha –y a más, debían precaverse de las gallinas con pollos, cuyos gritos, si las veían, delatarían su presencia.
De este modo, un crepúsculo en que la larga espera habíalas distraído, fueron descubiertas por una gallineta, que después de mantener un rato el pico extendido, huyó a toda ala abierta, gritando. Sus compañeras comprendieron el peligro sin ver, y la imitaron.
El hombre, que volvía del pozo con un balde, se detuvo al oír los gritos. Miró un momento, y dejando el balde en el suelo se encaminó al paraje sospechoso. Al sentir su aproximación, las víboras quisieron huir, pero sólo una tuvo el tiempo necesario, y el colono, halló sólo al macho. El hombre echó una rápida ojeada alrededor buscando un arma y llamó –los ojos fijos en el rollo oscuro:
—¡Hilda! ¡Alcánzame la azada, ligero! ¡Es una serpiente de cascabel!
La mujer corrió y entregó ansiosa la herramienta a su marido. El filo de la azada descargada con terrible fuerza, cercenó totalmente la cabeza.
Tiraron luego lejos, más allá del gallinero, el cuerpo muerto, y la hembra lo halló por casualidad al otro día. Cruzó y recruzó cien veces por encima de él, y se alejó al fin, yendo a instalarse como siempre en la linde del pasto, esperando pacientemente que la casa quedara sola.
La siesta calcinaba el paisaje en silencio; la víbora había cerrado los ojos amodorrada, cuando de pronto se replegó vivamente: acababa de ser descubierta de nuevo por las gallinetas, que quedaron esta vez girando
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espero que te ayude dame coronita pliss