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resumen del capítulo 10 del principito
no tan largo ni tan corto
porfa
Respuestas a la pregunta
El rey estaba instalado, vestido de púrpura y armiño, sobre un trono muy simple y sin embargo majestuoso. He aquí un súbdito, - exclamó el rey cuando divisó al principito.
El principito buscó con los ojos dónde sentarse, pero el planeta estaba todo cubierto por el magnífico manto de armiño. - Es contrario a la etiqueta bostezar en presencia de un rey - le dijo el monarca. - No puedo evitarlo - respondió el principito muy confundido. - Me siento intimidado... ya no puedo... - dijo el principito todo colorado.
Porque el rey cuidaba especialmente que su autoridad fuera respetada. Era un monarca absoluto. - Me puedo sentar ? - inquirió tímidamente el principito. - Te ordeno que te sientes - le respondió el rey, que recogió majestuosamente un faldón de su manto de armiño.
Pero el principito estaba extrañado. El planeta era minúsculo.
El rey con un gesto discreto señaló su planeta, los otros planetas y las estrellas. - Sobre todo eso ? – dijo el principito.
- Sería usted - dijo con firmeza el principito. - La autoridad se fundamenta en primer lugar en la razón. - Y mi puesta de sol ? - recordó el principito, que nunca olvidaba una pregunta una vez que la había formulado. - Tu puesta de sol, la tendrás.
- Cuándo será eso ? - se informó el principito. El principito bostezó. Echaba de menos su puesta de sol fallida.
Pero yo ya vi - dijo el principito, que se inclinó para dar otro vistazo del otro lado del planeta. - Yo - dijo el principito - me puedo juzgar a mí mismo en cualquier lado. - Hem! hem! – dijo el rey – creo que en algún lugar de mi planeta hay una vieja rata. - A mí – respondió el principito – no me gusta condenar a muerte, y creo que efectivamente me voy.
- Si Vuestra Majestad quisiera ser obedecida puntualmente, me podría dar una orden razonable. Como el rey no respondía nada, el principito titubeó primero y luego, con un suspiro, emprendió la partida.