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Respuestas a la pregunta
La casa hechizada
Un día, pasada la medianoche,
cuando estaba sentado escribiendo y le quedaba todavía mucho por escribir antes de acostarse, se dio
cuenta d, que no tenía carbón. En cuanto a su lavandera, vivía entre las
vagonetas de carbón y lo barqueros del Támesis, pues en aquella época había barqueros en el Támesis,
en un desconocido agujero junto al río, en los callejones y senderos del otro lado del Strand. Por lo que
se refiere a cualquier otra persona con la que pudiera encontrarse o le pudiera poner objeciones, Lyons
Inn estaba llena de persona dormidas, borrachas, sensibleras, extravagantes, que, apostaban, que
meditaban sobre la manera de renovar o reducir una factura... todas ellas dormidas ( despiertas pero
preocupadas por sus propios asuntos. Cuando ésta le dejó solo sentado
ante el desayuno y pensando en los muebles, se acordó que el cerrojo estaba oxidado y dedujo de ello
que los muebles debían estar almacenados en los sótanos desde hacía mucho tiempo... que quizá su
propietario los había olvidado, o incluso había muerto. Y en
consecuencia, lo hizo así y dejó cerrado el sotanillo. Siempre lo había cerrado tras cada visita. Era ésa una sensación que le resultaba
conveniente hasta que de pronto, una noche a una hora tardía, escuchó unos pasos en las escaleras, y
una mano que rozaba la puerta buscando el llamador, y luego una llamada profunda y solemne que
actuó como un resorte en el sillón del señor Testator, lanzándolo fuera de él, pues con gran prontitud
atendió a la llamada,
El señor Testator se acercó a la puerta con una vela en la mano y encontró allí a un hombre muy
pálido y alto; estaba un poco encorvado; sus hombros eran muy altos, el pecho muy estrecho y la
nariz muy roja; un tipo verdaderamente cursi. Se envolvía en un raído y largo abrigo negro que por
delante se cerraba con más agujas que botones, y oprimía bajo el brazo un paraguas sin mango, como
si estuviera tocando una gaita.
-Le ruego que me perdone, pero ¿puede usted informarme...? -empezó a decir, pero se detuvo; sus
ojos se posaron en algún objeto de la habitación.
-¿Si puedo informarle de qué? -preguntó el señor Testator observando alarmado aquella detención.
-Le ruego que me perdone -prosiguió el desconocido-. Pero... no era ésta la pregunta que iba a
hacerle... ¿no estoy viendo un pequeño mueble que me pertenece?
El señor Testator había empezado a decir, tartamudeando, que no sabía, cuando el visitante se
deslizó a su lado introduciéndose en la habitación. Una vez dentro, con unas maneras de duende que
dejaron congelado hasta el tuétano al señor Testator, examinó primero el escritorio, y dijo: «mío»,
luego el sillón, del que dijo: «mío», luego la librería, y dijo: «mía»; luego dio la vuelta a una esquina
de la alfombra y dijo: «¡mía!» En resumen, inspeccionó sucesivamente todos los muebles sacados del
sotanillo afirmando que eran suyos. Hacia el final de la investigación, el señor Testator se dio cuenta
de que estaba empapado de licor y que el licor era ginebra, pero l; ginebra no le volvía inestable ni en
su manera de hablar ni en su porte, sino que le añadía en ambos aspectos cierta rigidez.
-... de algo para beber. Con el agua
caliente y azúcar, la visita se bebió el resto antes de llevar una hora en la habitación según las
campanas de la iglesia de Santa María del Strand; y durante el proceso susurraba frecuentemente para
sí mismo: «¡mío!
Cuando se acabó la ginebra y el señor Testator s preguntó lo que iba a suceder, el visitante se
levantó y dijo con creciente rigidez:
-Señor, ¿a qué hora de la mañana resultará conveniente?
-¿A las diez? -se arriesgó a sugerir el señor Testator.
A las diez entonces, señor, en ese momento estaré aquí -afirmó y luego se quedó un rato
contemplando ociosamente al señor Testator, para añadir-: ¡qué Dios le bendiga! ¿Y cómo está su
esposa?
El señor Testator (que no se había casado nunca) respondió con gran sentimiento:
-Con gran ansiedad, la pobre, pero bien en otros aspectos.
Entonces el visitante se dio la vuelta y se marchó, cayéndose dos veces por las escaleras. Desde ese
momento no volvió a saber de él. No supo si se había tratado de un fantasma, o de una ilusión espectral
de la conciencia, o de un borracho que no tenía ninguna relación con el cuarto, o del dueño verdadero
de los muebles, borracho, con una recuperación transitoria de la memoria; no supo si había llegado a
salvo a casa, o no tenía casa alguna a la que ir; no supo si por el camino lo mató el licor, o si vivió en el
licor para siempre; no volvió a saber nada de él.
Espero que te sirva :)
Respuesta:
que ess
Explicación:
..............