ayuda por favor es urgente necesito 3 pormas de Rafael García Goyena gracias es urgente para hoy
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Rafael García Goyena
El Poeta y el Loro
Un indio obsequioso,
que me visitaba
me trajo un lorito
por cosa muy rara.
El animalito
hablaba con gracia,
y sus coloridos
también se la daban:
Tenía en el cuello
no sé cuántas fajas
rojizas y verdes,
azules y blancas.
Su bruta cabeza
estaba adornada
con un penachito
de plumas muy varias.
Al ver su rareza
le di al indio gracias,
que es lo que percibe
siempre que regala.
En mi gabinete
fijé su morada,
poniéndole al pobre
su querida estaca.
Hace ya algún tiempo
que tengo la maña
de leer en alto
lo que más me agrada.
Con este motivo
el loro escuchaba
cuanto yo decía,
y él lo relataba.
Si hablaba de historia,
también él hablaba:
si versos leía,
versos recitaba:
tratando de leyes,
de leyes trataba,
oyendo sermones,
sermón predicaba;
metiendo así en todo
su tosca cuchara.
También fui notando
que se le quedaban
párrafos enteros
de bastantes llanas.
Viendo que era el eco
de mis voces vagas,
que las corrompía
su mucha ignorancia,
que hablaba de todo,
que nada inventaba,
que era memorista
plagiario de marca;
le dije irritado:
"Cállese el panarra,
que ya me fastidia
lo mucho que charla".
Después sosegado,
miré con cachaza
el célebre caso,
y por humorada
traté de aplicarlo
a lo que ahora pasa.
Y habiendo advertido
que muchos le igualan,
me dije entre dientes
con grande soflama:
¡Cuántos escritores
hay de aquesta laya,
que sólo repiten
lo que muchos hablan,
sufriendo en sus bocas
bastante rebaja
las cosas que fueran
muy bien expresadas!
Y cuántos doctores,
también con sus fajas,
lo son de memoria
como el camarada!
El Poeta y el Loro
Un indio obsequioso,
que me visitaba
me trajo un lorito
por cosa muy rara.
El animalito
hablaba con gracia,
y sus coloridos
también se la daban:
Tenía en el cuello
no sé cuántas fajas
rojizas y verdes,
azules y blancas.
Su bruta cabeza
estaba adornada
con un penachito
de plumas muy varias.
Al ver su rareza
le di al indio gracias,
que es lo que percibe
siempre que regala.
En mi gabinete
fijé su morada,
poniéndole al pobre
su querida estaca.
Hace ya algún tiempo
que tengo la maña
de leer en alto
lo que más me agrada.
Con este motivo
el loro escuchaba
cuanto yo decía,
y él lo relataba.
Si hablaba de historia,
también él hablaba:
si versos leía,
versos recitaba:
tratando de leyes,
de leyes trataba,
oyendo sermones,
sermón predicaba;
metiendo así en todo
su tosca cuchara.
También fui notando
que se le quedaban
párrafos enteros
de bastantes llanas.
Viendo que era el eco
de mis voces vagas,
que las corrompía
su mucha ignorancia,
que hablaba de todo,
que nada inventaba,
que era memorista
plagiario de marca;
le dije irritado:
"Cállese el panarra,
que ya me fastidia
lo mucho que charla".
Después sosegado,
miré con cachaza
el célebre caso,
y por humorada
traté de aplicarlo
a lo que ahora pasa.
Y habiendo advertido
que muchos le igualan,
me dije entre dientes
con grande soflama:
¡Cuántos escritores
hay de aquesta laya,
que sólo repiten
lo que muchos hablan,
sufriendo en sus bocas
bastante rebaja
las cosas que fueran
muy bien expresadas!
Y cuántos doctores,
también con sus fajas,
lo son de memoria
como el camarada!
liss197539:
gracias yo pense que era una fabula gracias
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