Ciencias Sociales, pregunta formulada por barbarabrochero0586, hace 1 año

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¿Que comentario tienen del castellano antiguo?

Respuestas a la pregunta

Contestado por katherinhq2002
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Respuesta:

Explicación:

1. Los antiguos evitaban cuanto podían la coincidencia del artículo la con las palabras femeninas principiadas por la letra a, aun cuando esta no fuese la vocal acentuada. Así, decían el amistad, el aspereza, el azucena, el afición. Algunos aplicaron esta regla aun a voces comenzadas con otras vocales; así, decían el ortografía. Hicieron extensiva esta práctica a los adjetivos una y aquella antes de sustantivo femenino comenzado por a, y decían aquel agua, un ave.

2. Ligaban la preposición de con los adjetivos este, ella y ese, diciendo deste, della, desta, dese. Por la inversa, evitaban la contracción de las preposiciones de y a con el artículo el; y decían de el señor, a el señor.

3. Daban indistintamente los dos géneros a muchos nombres que no tienen en nuestro tiempo más que uno solo. Tales son: calor, cisma, color, chisme, desorden, doblez, enigma, enjambre, estratagema, fraude, honor, linde, loor, maná, mapa, maravedí, margen, método, olor, origen, prez, pro, rebelión, etc.

4. Suprimían frecuentemente, y para evitar la cacofonía, la consonante que termina una sílaba en medio de dicción. Así decían: conduta por conducta, dino por digno, efeto por efecto, Egito por Egipto, etc. En otras expresiones conservaban la consonante; sobre todo cuando se había hecho una contracción en la palabra latina de que se había formado el vocablo castellano; así, decian dubda por duda; judgar por juzgar, codicia por codicia.

5. El relativo quien carecía de plural, y se referia indiferentemente a persona o cosa, a una o muchas. Cervantes dice que Don Quijote «se quería ir a buscar aventuras; de quien tenía noticia que aquella tierra (Zaragoza) abundaba.» Quien reproduce a aventuras.

6. Los demostrativos este y ese, con que en nuestro tiempo se indica un objeto cercano o distante, se usaban indiferentemente. En el capítulo XXII, parte 2, de Don Quijote, Sancho Panza dice a su amo, cuando este bajaba a la cueva de Montesinos:

Allá vas, valentón del mundo, corazón de acero, brazos de bronce. Dios te guíe otra vez y te vuelva libre, sano y sin cautela a la luz desta vida que dejas, por enterrarte en esta oscuridad que buscas.

En nuestro tiempo debería decirse esa oscuridad (que esta allá lejos) en contraposición a esta vida, donde se encuentra el que habla.

7. En la segunda persona del plural de todos los tiempos del verbo se usaba la terminación des en vez de is, y decian cantades por cantáis, cantedes por cantéis, sodes por sois, etc.

8. Las formas verbales compuestas en que entra un infinitivo y un caso complementario, recibían una construcción particular. Te he de ver, había de verte, he de hacerlo, por ejemplo, se expresaban por verte he, verte hía, hacerlo he.

9. Omitían la d de la segunda persona de plural del imperativo, y decían decí, hacé, mirá en vez de decid, haced, mirad (formas que permanecen en regiones voseantes). Muchas veces se encuentra esta misma forma con una t final, sabet, etc. Si al imperativo seguían los casos complementarios le, la, lo, anteponían la l a la d final, y escribían amaldo, haceldo, bendecilde, etc.

10. Cuando el infinitivo iba modificado por los complementarios lo, la, le, solían cambiar la r final del verbo en l, lo que formaba una ll en la última sílaba de la palabra, diciendo escribillo, tenello, etc.

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