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De los veintiún países en los que trabaja Ayuda en Acción, Colombia es una de las naciones con un mayor número de comunidades indígenas en Latinoamérica.
Si bien en cifras (1,2 millones de personas) sus cifras están alejadas de las de México (4,4 millones) y el Perú (3.2 millones) y más cercanas a países como Bolivia (1,5 millones), el vínculo especial que mantiene nuestra ONG con Colombia nos ha demostrado que las poblaciones indígenas colombianas son, muy a menudo, de las más desconocidas del continente.
Así pues, nos hemos decidido a dedicar un artículo detallado a las 102 comunidades indígenas colombianas, conscientes de que no podremos hablar de todas ellas, pero sirviéndonos de este blog para que conozcas un poco más la rica cultura de esta nación entre Perú, Venezuela y Ecuador.
Historia de las comunidades indígenas colombianas
No fue hasta la ratificación de la Constitución Política de Colombia de 1991 cuando se reconoció la multiplicidad étnica del país y se permitió a las comunidades indígenas participar en la vida pública y política de Colombia, permitiendo su entrada en el Congreso de la República.
En la práctica, Colombia arrastra un grave problema de desatención de los pueblos originales que todavía necesitará de años para encontrar una solución contra la marginación y a favor de la inclusión social plena, para seguir luchando contra la distintividad de sus pueblos, el derecho a su propia cultura y tradición, las mejoras sociales y económicas en un marco de abuso, saqueo y explotación de las minorías y el derecho preferencial que permita resarcir a estas comunidades indígenas de todo lo perdido a lo largo de décadas y siglos.
Hoy, Colombia se enfrenta a tres grandes retos en relación con los pueblos indígenas:
1. Intercambios culturales que abandonen la integración total frente al reconocimiento, respeto y defensa de la diversidad étnica y cultural.
2. Servicios centrados en zonas urbanas que abandonan, parcialmente, las zonas rurales donde vive un gran porcentaje de estos pueblos.
3. Saqueos, expolios y violencia por parte de grupos armados ilegales y falta de control del Estado en territorios indígenas.
Asimismo, en el cálculo de las poblaciones indígenas en Colombia se suma un nuevo factor que ha quedado lejos del control de los gobiernos y que ha sido ampliamente criticado por las comunidades: los gobiernos no incluyen en sus cifras a indígenas que hayan migrado a las ciudades en busca de mejores oportunidades, los censos oficiales de muchos países tienden a reducir el tamaño de sus poblaciones indígenas apoyando la tesis de “ladinización“, es decir, el proceso de transculturación de un indígena a la cultura predominante.
La defensa de las comunidades indígenas en Colombia
Colombia, sin embargo, ha iniciado un largo viaje por la defensa de sus tribus más representativas, tratando de preservar los aspectos culturales de los pueblos wayú, arhuaco o emberá, entre otros, de los que vamos a hablar a continuación con más detalle.
El pueblo wayú: entre Colombia y Venezuela
El pueblo wayú vive en la península de Guajira, una de las zonas más septentrionales de Sudamérica, y representan el 20 % de la población indígena en Colombia, si bien más de un 50 % de su población vive en Venezuela. Los wayuus o guajiros hablan casi en su totalidad wayuunaiki como lengua materna y un 32 % de los mismos también habla castellano. Sus raíces se encuentran en los pueblos arawak que llegaron a la región alrededor del 150 ANE y su organización se da en clanes patriarcales que practican la poligamia y refuerzan los matrimonios mediante acuerdos políticos y económicos entre las familias.
En las tierras altas, los pastos o nariños
Entre las comunidades indígenas más extensas en Colombia se encuentran también los pastos (55.739 personas), quienes no conservan su dialecto debido a los continuos intercambios culturales. Los pastos fueron la tribu más numerosa de la zona interandina de Nariño, una sociedad agraria con una gran espiritualidad unida a la tierra; entre los rituales principales de la comunidad se conserva la guayusa chapil, un hervido tradicional que permite a sus miembros un contacto más directo con la naturaleza.
Los dispersos emberá o chocó
El carácter más expansivo y disperso, tanto por línea paterna como materna, para forjar alianzas con otros grupos ha permitido a los emberá preservar una población de más de 68.000 entre Colombia, Panamá y Ecuador.