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Según Aristóteles que es la virtud, la ética, bajo que directrices debemos comportarnos
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Resultaría totalmente improbable a nuestro modo de ver acercarnos al pensamiento aristotélico si no partimos de esclarecer nuestro referente metodológico o presupuesto básico que tiene que ver justamente con criterios ubicativos del pensador en términos de espacialidad y temporalidad donde tiene lugar el nacimiento y la práctica de su pensar.
Desde luego, constituye un elemento obligado que recordemos, como desde el punto de vista filosófico, la ética de corpus es un mosaico de preceptos morales formulados en distintos períodos bajo el influjo de la mayor parte de las escuelas de filosofía griega.
Así, recordar el Juramento Hipocrático como núcleo duro o más influyente de la ética Hipocrática nos va situando en un plano de los análisis que tienen que ver con el mundo de la Bioética, ética médica o como se le quiera llamar por nuestros contemporáneos.
Tal Juramento Hipocrático nos conecta en un producto aunque no exclusivamente de la filosofía ascética de Pitágoras, que incluye preceptos genuinamente morales, de confidencialidad, así como prohibiciones contra el aborto, la eutanasia, la cirugía y las relaciones sexuales con los pacientes. La exhortación al médico a llevar una vida pura o virtuosa, las consultas con otros colegas, la educación del médico.
Luego, las influencias estoicas posteriores, introdujeron un énfasis en el deber, la compasión, en el amor y la amistad, hasta en la relación médico-paciente.
Otro elemento interesante en el que valdría la pena detenernos es con relación a la toma de decisiones que durante muchos años se ha movido en el plano de juzgar si una determinada conducta se ajusta o no a los preceptos establecidos. Y hay que reconocer la carencia o ausencia de reglas y de principios para la opción moral que de esa etapa se pueda tener como constancia para la práctica en los tiempos modernos. Pues tanto Sócrates, como Platón e incluso el propio Aristóteles concentraron su atención en las metas globales de la vida moral, pongamos por caso: en la definición de lo bueno y de lo justo y en el cultivo de las virtudes.
Desde otras perspectivas, el método virtuoso es el que está habitualmente dispuesto a actuar en conformidad con las virtudes de la valentía, la moderación o templanza y la justicia; es el que obedece los preceptos morales del juramento hipocrático.
Es por ello que la virtud clave, es la frónesis, prudencia o juicio práctico, mediante el cual el médico es capaz de discernir lo correcto y lo bueno al enfrentar una posición moral determinada.
Si de hablar de antecedentes para el pensar médico de hoy se trata; no podemos obviar algo tan elemental como que la medicina y la filosofía griegas se fundamentaron mutuamente.
Sócrates, Platón y Aristóteles hicieron amplio uso de la medicina en un sentido digámoslo multifuncional: como instrumento pedagógico, diría que especialmente como especie de modelo para uso moral del conocimiento. Y fue precisamente en la medicina donde encontraron una fuente de útiles analogías; como aquella que asimila la salud del cuerpo (medicina) a la del alma (filosofía).
Luego, las normas de la salud, devinieron en modelo para las normas de la vida moral. Y con ello la identificación entre medicina y filosofía se hizo cada vez más estrecha.
Pero en cambio no se conoce de ningún tratado que se haya escrito dedicado específicamente a la ética del médico en tales épocas lo que es válido para el período helenístico y el posterior a Alejandro Magno, cuando las escuelas filosóficas ejercieron pudiéramos decir, un fuerte influjo sobre las teorías médicas de la enfermedad y la salud.
Criterios ubicativos del pensador en términos de especialidad y temporalidad de contexto nos permite sin dudas, desenredar las madejas del entendimiento y el obrar de este filósofo.