Castellano, pregunta formulada por silvaniux11, hace 1 año

Autores ecuatorianos y 3 obras dr cada uno

Respuestas a la pregunta

Contestado por kirlysh
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Miguel Antonio Chávez, Guayaquil (1979): ‘Cuentos, fábulas y lo demás es silencio’

Uno de los libros que más quiere, al que le tiene un aprecio que rebasa lo literario, es 'Cuentos, fábulas y lo demás es silencio', de Augusto Monterroso. Lo adquirió en 2011 en una librería de la avenida 18 de Julio, la calle principal de Montevideo (Uruguay), fue un compañero de aventura y le acompañaría después en otros viajes.

El guayaquileño adjudica gran parte de la culpa su padre, que dejó en sus manos ediciones íntegras de La ‘Ilíada’ y ‘La Odisea’. Se dio cuenta de que había universos que podían y debían ser relatados. Y que había un algo que debía conservarse a través del tiempo.

Eliécer Cárdenas Cuenca (1950): ‘Corazón’

Cuando Eliécer Cárdenas tenía ocho años, su madre le regaló ‘Corazón’, el libro del italiano Edmundo Amicis. “Era un libro viejito, sin pasta y me pareció maravilloso”, recuerda el autor de ‘Polvo y Ceniza’. La vida de un niño italiano a finales del siglo XIX contada a modo de diario lo impresionó por su estructura y se convirtió en una base para su carrera literaria.

Catalina Sojos Cuenca (1951): ‘Epístola in carcere et vinculis de profundis’

A la escritora cuencana Catalina Sojos, el gusto por la literatura le llegó con textos de poesía, pero hay un libro que marcó su adolescencia, ‘Epístola in carcere et vinculis de profundis’, una carta que escribió Oscar Wilde a su amante cuando estuvo en prisión. En él habla de sus memorias, cuenta cómo era su vida en la cárcel y cómo se sentía en la sociedad.

Cristóbal Zapata, Cuenca (1968): ‘Miguel Strogoff, el correo del zar’

Miguel Strogoff, el correo del zar’, fue la novela que cautivó al cuencano Cristóbal Zapata, por su lenguaje elaborado, artístico y una trama apasionante. Esta novela de Julio Verne despertó su fascinación por el lenguaje, “como algo capaz de generar otro mundo” y lo dejó enganchado con los libros.


Contestado por SJFP5233
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Respuesta:

Miguel Antonio Chávez, Guayaquil (1979): ‘Cuentos, fábulas y lo demás es silencio’

Uno de los libros que más quiere, al que le tiene un aprecio que rebasa lo literario, es 'Cuentos, fábulas y lo demás es silencio', de Augusto Monterroso. Lo adquirió en 2011 en una librería de la avenida 18 de Julio, la calle principal de Montevideo (Uruguay), fue un compañero de aventura y le acompañaría después en otros viajes.

El guayaquileño adjudica gran parte de la culpa su padre, que dejó en sus manos ediciones íntegras de La ‘Ilíada’ y ‘La Odisea’. Se dio cuenta de que había universos que podían y debían ser relatados. Y que había un algo que debía conservarse a través del tiempo.

Eliécer Cárdenas Cuenca (1950): ‘Corazón’

Cuando Eliécer Cárdenas tenía ocho años, su madre le regaló ‘Corazón’, el libro del italiano Edmundo Amicis. “Era un libro viejito, sin pasta y me pareció maravilloso”, recuerda el autor de ‘Polvo y Ceniza’. La vida de un niño italiano a finales del siglo XIX contada a modo de diario lo impresionó por su estructura y se convirtió en una base para su carrera literaria.

Catalina Sojos Cuenca (1951): ‘Epístola in carcere et vinculis de profundis’

A la escritora cuencana Catalina Sojos, el gusto por la literatura le llegó con textos de poesía, pero hay un libro que marcó su adolescencia, ‘Epístola in carcere et vinculis de profundis’, una carta que escribió Oscar Wilde a su amante cuando estuvo en prisión. En él habla de sus memorias, cuenta cómo era su vida en la cárcel y cómo se sentía en la sociedad.

Cristóbal Zapata, Cuenca (1968): ‘Miguel Strogoff, el correo del zar’

Miguel Strogoff, el correo del zar’, fue la novela que cautivó al cuencano Cristóbal Zapata, por su lenguaje elaborado, artístico y una trama apasionante. Esta novela de Julio Verne despertó su fascinación por el lenguaje, “como algo capaz de generar otro mundo” y lo dejó enganchado con los libros.

Explicación:

Necesitaba lo puntos perdon

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