Ciencias Sociales, pregunta formulada por darkorxd37, hace 6 meses

Aspecto político y militar de Japón

Respuestas a la pregunta

Contestado por hkatherinegomez
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Respuesta:

Contexto económico

Coyuntura económica

Para acceder a las últimas previsiones sobre los impactos causados por la pandemia de coronavirus, por favor consulte el Informe provisional de perspectivas económicas debido al coronavirus de la OCDE: la economía mundial en riesgo (marzo de 2020), y la Plataforma de seguimiento de políticas del FMI: Respuestas políticas al COVID-19 para conocer las respuestas económicas claves de los gobiernos.

Japón, la tercera economía más grande del mundo, está altamente expuesta a los impactos externos debido a su fuerte dependencia de las exportaciones. Esta vulnerabilidad se ha mostrado en los últimos años, ya que su economía experimentó períodos de recesión junto con la desaceleración de la economía mundial. Como previsto por el gobierno japonés, el contexto externo generó una tasa de crecimiento más lenta en 2019, con 0,7. El crecimiento fue impulsado principalmente por el consumo interno, que creció considerablemente justo antes de que entrara en vigor el aumento del impuesto sobre ventas nacionales en octubre de 2019. Por otra parte, la inversión comercial y las exportaciones se han debilitado como consecuencia de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Según las estimaciones del FMI actualizadas el 14 de abril de 2020, debido al brote de COVID-19, se prevé que el crecimiento del PIB caiga a -5,2% en 2020, y que repunte a 3% en 2021, según la recuperación económica global posterior a la pandemia.

Los límites de 'Abenomics' —las reformas económicas lideradas por el Primer Ministro Shinzo Abe— se han vuelto más evidentes. A pesar del plan de estímulo presupuestario, la flexibilización monetaria y la reforma estructural, el crecimiento siguió siendo débil y la deuda pública siguió siendo muy alta (237,7% del PIB de Japón en 2019); una tendencia que, según estimaciones del FMI, podría prolongarse en 2020 y 2021 (237,6% del PIB de Japón en 2020, 238,4% del PIB de Japón en 2021). La tasa de inflacíon siguió estable en 1%, y debiera subir ligeramente en 2020, a 1,3%, y luego bajar a 0,7% en 2021. Además, el déficit del gobierno sigue siendo elevado, con un aumento del gasto social. El déficit presupuestario de Japón fue de -2,9% en 2019, pero se prevé que baje en 2020 y 2021 a -2,1% y -1,9% respectivamente. El gobierno intenta lograr un superávit primario en 2020. No parece ser un objetivo realista, ya que el gasto en cuidados de salud aumenta como consecuencia del envejecimiento de la población. Además, la inversión privada es deficiente, a pesar de condiciones de inversión favorables. Japón además ha buscado acelerar la implementación de reformas estructurales, particularmente en el sector agrícola. Las inversiones en infraestructura antes de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 también se sumarán a las presiones presupuestarias. Un aumento en el IVA (de 8% a 10%) se implementó en octubre de 2019, se produjo un aumento en el gasto de los hogares antes del alza del impuesto sobre las ventas, seguido por una contracción después de que fuera implementado.

En el futuro, la consolidación presupuestaria seguirá siendo un tema clave para el país mientras trata de controlar sus niveles de deuda. Los problemas demográficos que debe afrontar Japón son cada vez más complejos. El envejecimiento de la población representa un gran desafío para el país, ya que el gobierno prevé que el gasto en pensiones y salud irá en aumento. Además, la baja tasa de natalidad genera una disminución de la población, y por lo mismo decae el número de contribuyentes. La población japonesa en edad de trabajar ha disminuido por décadas, pero el problema ha sido compensado por una mayor participación, lo que ayudó al crecimiento del empleo y a mantener una tasa de desempleo baja —hoy es de 2,4%, y se debiera mantener estable en los próximos años—. Sin embargo, la contratación debiera ralentizarse como consecuencia de una debilidad en la inversión y las exportaciones, que pueden tener un impacto negativo en el gasto de los hogares. A pesar del impacto económico negativo de la pandemia de COVID-19, la tasas de desempleo debiera seguir en los mismos niveles en los años siguientes, con 3% en 2020 y 2,3% en 2021.

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