Artículo de opinión sobre la pobreza en la argentina
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La respuesta, desde mi perspectiva, es que la pobreza no es solo económica sino cultural y de valores. La Argentina es pobre porque no tiene instituciones, o las que tienen funcionan mal o han sido cooptadas por las mafias. Desde hace más de siete décadas que los valores que hicieron grandes a este país han sido abandonados. La cultura del trabajo, el esfuerzo, la meritocracia y la libertad individual han sido sustituidos por el nepotismo, la dádiva, los planes sociales y la anomia. Todos se creen con derecho a vivir del Estado, como si este fuera un ente que genera recursos de la nada y puede brindar a cada ciudadano los bienes necesarios para llevar una vida sin preocupaciones.
Esta creencia no surge de la nada, sino que forma parte de un sistema de educación que se ha ido desarrollando en las últimas décadas. De hecho, el sistema educativo argentino se parece más a un sistema de adoctrinamiento que a un sistema que promueva la capacidad de desarrollar un pensamiento crítico y brinde herramientas para realizarnos como personas de manera independiente. Para la dirigencia argentina siempre es mejor que seamos dependientes, así tenemos que volver una y otra vez a pedir un subsidio, un plan u otro tipo de ayuda, y así tenernos bajo su voluntad.
Los primeros en rasgarse las vestiduras, al darse a conocer las cifras de pobreza, son aquellos que sí han logrado acomodarse en el Estado y viven a costa de él, directa o indirectamente. Esto significa que viven de los ciudadanos que trabajan, producen riqueza y pagan impuestos, los cuales son cada vez menos en este país. Claro que los que viven del Estado jamás quieren renunciar a ninguno de los privilegios de los que gozan (los llaman "derechos adquiridos", aunque en realidad deberían llamarse "privilegios adquiridos").
En esta categoría, los primeros en destacarse son los políticos y sus ejércitos de asesores y secretarios, junto a los asesores y los secretarios de los secretarios. Suena a redundante y lo es, así como las capas geológicas de cargos públicos que se han creado a lo largo de las últimas décadas. Luego tenemos a los sindicalistas, que dicen defender los derechos de los trabajadores, aunque ellos viven como si nunca lo hubieran sido. Sus propiedades, viajes al exterior en clase ejecutiva y sus automóviles de lujo, los acercan más a lo que suelen criticar que a lo que dicen defender. Por último, tenemos a los seudoempresarios, que son funcionales a los dos primeros; también enriqueciéndose a la sombra del Estado con contrataciones amañadas que les aseguran un beneficio que de otro modo no podrían obtener compitiendo en el mercado.
Explicación:
Espero que te ayude