articulo de opinion sobre la adiccion al celular
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
En las adicciones modernas, fuera de la ingesta de alcohol, psicofármacos u otras drogas categorizadas como menores o pesadas, la adicción a la tecnología, principalmente a los videojuegos, computadoras y celulares, ocupa un puesto relevante en el marco de los consumos adictivos. En la presente investigación se exponen los datos obtenidos en la exploración y análisis del uso del celular, donde se evaluaron los hábitos y costumbres de 419 usuarios, realizando un relevamiento y descripción del comportamiento de los habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, respecto de este dispositivo tecnológico. Se rastrearon las evidencias de presencia de adicción al celular y si ésta se relaciona de alguna manera con variables de personalidad, estilo de uso y autoestima.
Explicación:
Explicación:
El sueño de Steve Jobs era que todos los habitantes del planeta tuvieran su propio ordenador (Apple, por supuesto). Y la ilusión de cualquier niño es tener, ante todo, un móvil. Los teléfonos inteligentes abren un colosal mundo de posibilidades: permiten chatear con los amigos, enviar y recibir fotos, subir y bajar vídeos a YouTube. Incluso pueden transmitir a distancia la palabra u otro tipo de sonidos, que viene a ser la función tradicional y básica de un teléfono.
Hoy en día, el móvil es el ingenio tecnológico más deseado por los consumidores infantiles. Según el Instituto Nacional de Estadística, la mitad de los niños de 11 años tiene su propio smartphone y a los 15 años el porcentaje se dispara hasta el 94%. Los celulares son un instrumento útil en el camino hacia la socialización, pueden contribuir a estrechar los lazos de pertenencia a un grupo y también desempeñar un papel relevante en el proceso educativo.
Pero los teléfonos inteligentes tienen su cruz. Los móviles, como otros dispositivos, no son un juguete. Una excesiva dependencia conduce a los niños al aislamiento, el sedentarismo y la obesidad. Hay estudios que alertan de que uno de cada 10 menores es adicto a las nuevas tecnologías, lo que les hace más vulnerables. Y no estaría de más que los adultos adiestraran a los menores y los tutelaran en el manejo de estos artilugios de la misma manera que ejercen el control parental en las televisiones. Este mecanismo permite hacer una selección crítica de los programas a tenor de un sistema de señalización de las parrillas de los canales. Pero los hábitos están cambiando y ahora los niños apagan la televisión para engancharse a los vídeos de YouTube. El público infantil devora esas sencillas (y a menudo bastante chapuceras) grabaciones caseras que reportan a sus autores ingresos de varios miles de euros al mes.