ARTE Y FILOSOFIA LATINOAMERICANA
Respuestas a la pregunta
Respuesta: El arte y la filosofía son espacios de reflexión y crítica. Pareciera que ambos intentan funcionar como sendas para acceder a la comprensión de las relaciones que sitúan al hombre en el mundo. Sus comunes intenciones los definen, de manera muy general, como sistemas articuladores de sentido, nacidos de la humana necesidad de producir contenidos intersubjetivos y capaces de dar cuenta de la relación de los hombres con el universo y con los demás hombres, de su condición humana. Esta necesidad antropológica se cumple en cada disciplina a partir del uso de elementos distintos. La filosofía se sirve exclusivamente de la palabra, apela directamente a la racionalidad, desde el discurso. El arte puede apoyarse en la palabra, pero se sostiene mayormente sobre imágenes o situaciones, capaces también de detonar reflexiones racionales sin apelar a un discurso perfectamente articulado sino desde reacciones que inician en la percepción sensorial o emocional.
Desde inicios del siglo XX, con la aparición de las vanguardias artísticas, los problemas del arte se desplazaron de las meras preocupaciones representativas o simbólicas hacia la preocupación por dos grandes rasgos: las condiciones formales de las obras y su capacidad autorreferencial y la relación con el contexto social en el que se producen dichas obras. ¿Si el arte ya no sólo era un espejo, más o menos preciso de la realidad o un medio para reproducir contenidos religiosos, qué era ahora? Desde la Señoritas de Avignon hasta la actualidad el arte ha sido muchas cosas: reflejo de sí mismo, objeto puro, objeto en disolución, acción corporal, documento de la realidad, recreación fantástica de la fantasía, critica al consumo de mercado, objeto de cambio altamente valorado. Los movimientos y las tendencias se han sucedido tan vertiginosamente, en los últimos cien años, que se ha convertido casi en un absurdo el insistente intento por hablar de movimientos y tendencias.
Frente a la pregunta por la autonomía formal de las obras de arte, establecida por la vanguardia, han surgido respuestas que demuestran que no existe ninguna obra explicable sin la compresión de su contexto, pero además ha surgido un arte que siente la necesidad de impactar en ese contexto, de desnudar los sinsentidos de la sociedad contemporánea.
Pensando en Latinoamérica, desde los tiempos del Muralismo Mexicano hasta la actualidad, ciertos sectores de la producción artística se han mostrado preocupados por la necesidad de una actitud comprometida frente a la realidad social de nuestro continente. La pobreza, la explotación, la insistencia en la reafirmación de nuestra identidad, las tensiones con los centros hegemónicos de poder, han sido y son tema, objeto y sujeto del arte latinoamericano. Y es allí donde reconocemos la relación con el pensamiento filosófico propio del continente. Desde sus respectivos ámbitos de acción y usando cada uno sus herramientas particulares, el arte y la filosofía latinoamericanos reconocen la necesidad de pensarnos y construirnos en clave crítica, asumiendo una postura conectada con la realidad. Las condiciones generales del continente (sociales, educativas, económicas, políticas, éticas…) hacen imposible pensar en un arte autónomo, completamente autorreferencial, de la misma manera en que tornan ridícula la intención de desarrollar una filosofía absolutamente metafísica, centrada en la especulación intelectual. La realidad latinoamericana impulsa a los artistas y a los filósofos a un hacer y un pensar que apunte a la praxis crítica y no a la reflexión contemplativa.
Reconociendo esta situación de paralelismo e intentando establecer vínculos entre estos dos universos de sentido, arte y filosofía, este ensayo pretende mostrar las relaciones existentes entre las ideas desarrolladas por Horacio Cerutti entorno al concepto de utopía y el trabajo artístico de Luís Camnitzer. ¿Por qué estos autores y por qué la utopía? La primera pregunta ya fue respondida, en términos generales, en los párrafos anteriores, porque ambos tienen preocupaciones similares abordadas desde ámbitos de acción distintos. La segunda (por qué la utopía) porque vistas las condiciones de nuestro continente la utopía pierde sus connotaciones de imposibilidad y se convierte en una necesidad.
Explicación: Creo Que Sirve :)