Argumentos contra la sexualidad de los adolescentes
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:
oducción
La sexualidad adolescente se ha constituido nuevamente en un tema de debate en la Argentina
a partir de la promulgación de las leyes que, tanto a nivel nacional como en la Ciudad de Buenos
Aires, prevén la educación sexual como contenido obligatorio a lo largo de toda la carrera
escolar.
Desde nuestra perspectiva, en nuestras sociedades modernas, y particularmente en la
Argentina, tanto el Estado como la Iglesia Católica, se disputan continuamente el monopolio del
uso de la violencia simbólica. De acuerdo con Bourdieu, quien amplía la definición weberiana de
Estado, éste no se define solo por ser el que detenta el monopolio del uso de la violencia física
legítima, sino también por la posibilidad de imponer una forma de ver la realidad, de nombrarla y
de comprenderla.[1]
Dicha dimensión simbólica que Bourdieu atribuye al Estado es la que entra en conflicto con el rol
histórico de la Iglesia Católica en América Latina, la cual, en mayor o menor medida de acuerdo
con el país del que se trate, ve disminuir su capacidad como fuente dadora de sentido al
conjunto de la sociedad.[2]
El debate que surge en la Argentina acerca de la sexualidad adolescente debe ser comprendido
dentro de este conflicto de poder más general y de más larga data.
Las leyes que contemplan la obligatoriedad de la educación sexual en las escuelas de todo el
país, han provocado la reacción de la Iglesia Católica, la cual, aunque en decrecimiento, todavía
pretende el monopolio de la “verdad” sobre el hombre y la sociedad.
La sexualidad adolescente se constituye de esta manera en un campo en el cual intervienen
diferentes actores que se disputan su definición legítima.[3] Utilizando la metáfora de Bourdieu,
dichas intervenciones son llevadas adelante por jugadores que compiten entre sí por la
imposición de sus respectivos significados.[4] Las leyes de educación sexual obligatoria en las
escuelas, sancionada por la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, el 12 de octubre de 2006,
y el documento “Educación para el Amor”[5] que la Conferencia Episcopal Argentina (en
adelante, CEA)
Respuesta:
NO DICRIMINSR A LAS PERSONAS POR SU SEXSUALIDAD, SI UN ES GAY Y OTRO NO PUES NO HAY NADA QUE CRITICAR DE LOS DEMÁS