Argumente. ¿Todos los pueblos tienen mitología, qué ha pasó con la mitología de varios de estos pueblos?
Respuestas a la pregunta
La dualidad, asumida desde una historia de la filosofía eurocéntrica, entre la racionalidad mítica y la racionalidad filosófica, marca un punto importante para el desarrollo del pensamiento occidental y sus efectos en otras formas de ver el mundo. Dicha situación, propuesta entre los antiguos, hoy toma vigencia para América Latina y todas aquellas instituciones político-pedagógicas encargadas de la formación de sujetos histórico, donde, la filosofía se entiende como producción cultural que denuncia el encubrimiento del otro. En este escrito se hace un análisis de las principales características del mito, entendiéndolo no solo como antecedente de la racionalidad filosófica y luego científica, sino como un elemento constitutivo de la misma, es decir que no desaparece; por el contrario, coexiste. Asimismo, se pretende, desde una lectura dialéctica, revindicar la racionalidad mítica bajo la cual se soportaba la explicación de su realidad histórico-cultural concreta, teniendo como referencia la teoría de los cinco elementos originarios y la analogía que se presenta en las culturas nativas. Como conclusión, se presenta una ejemplificación práctica de lo expuesto anteriormente.
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Mito y significado
En la consolidación del pensamiento filosófico occidental y su modelo logocéntrico de ascendencia helénica, hoy predominante en los procesos de enseñanza-aprendizaje de escuelas, colegios y universidades, es imprescindible situar al mito griego como un antecedente de la racionalidad filosófica encargada de la legitimación de principios universalmente aceptados, el cual estuvo enfocado en reflejar el mundo del que emergió y de designar sus diversas realidades ontológicas.
El mito, término proveniente del griego mythos -pero apropiado por los latinos como fábula o leyenda- será entendido aquí como aquello que denota palabra, discurso, narración o relato. Su dotación de sentido estará enmarcada por su develación ante un modo de realidad histórico-cultural concreto. En otras palabras, el mito posibilita la interpretación de una realidad de forma comunitaria y no desde una forma solitaria del mundo. Es el espacio en el que se revela el tejido de la existencia y a su manera, desde la metis como elemento propio, se intenta explicar. Siguiendo esta idea, López (2005) afirma que
el mito en modo alguno es expresión de una racionalidad malograda, debilitada o en estado de inmadurez. Por el contrario, es una construcción intelectual distinta, de profunda riqueza, que tiende a mezclar los opuestos, a situarse provocativamente frente a las oposiciones, sin asumir contradicción alguna, y que contiene un enorme potencial de creatividad (p. 111).