Argumenta, mediante un texto escrito, qué productos (naturales y tecnológicos) consumidos por su familia tienen mayor impacto al ambiente en el ámbito local, nacional o internacional.
Respuestas a la pregunta
PRIMER EJEMPLO:
Los productos desgastantes
Nosotros los seres humanos hemos sido una especie superior a las
demás como las del reino animal, por ejemplo. Al igual que ellos,
nosotros requerimos alimento, agua, nutrientes. Y esto nos ha llevado a
desarrollar tecnologías en las cuales los recursos alimenticios del planeta
se ven en un proceso de transformación, proceso, obteniéndose así
productos transgénicos, muchos de ellos con mucho menos riesgo que
los productos naturales que nos brinda el entorno.
Para dar un ejemplo, las mandarinas transgénicas ya no tienen pepa, lo
cual para muchos es un gran alivio puesto que no les gusta andar
comiendo y sacando la pepa por mientras.
Pero, sin darnos cuenta está mandarina necesita de muchos más
recursos para ser recreada de esa manera, muchos más recursos tan
solo para quitarle las pepas.
Debemos de tener cuidado, ya que para satisfacer nuestros caprichos,
nuestras necesidades tan sencillas pero que consideramos tan
importantes para sentirnos bien están generando problemas cada vez
más puesto que estamos desperdiciando y terminando con nuestros
recursos naturales.
SEGUNDO EJEMPLO:
La influencia de nuestros hábitos en el ambiente en el que vivimos.
Nuestros hábitos, tales como andar comprando un nuevo Smartphone a
cada momento, están reduciendo los recursos del planeta, y esto muchos
no lo saben.
Se gasta 12 litros de agua para hacer un solo Smartphone, ahora
multipliquemos eso por todas las personas que lo tienen, y no solo eso, si
además multipliquemos por cuantas veces compran el producto.
Esos son nuestros malos hábitos, que si no dejemos en un futuro nada
será lo mismo, ya no tendremos recursos ya que solo pensamos en
nosotros mismos.
La influencia de nuestros hábitos no solo va a la vida de uno, sino
también a la naturaleza, los recursos.
Es por eso que debemos de cambiar nuestros hábitos, debemos de ser
CONSCIENTES de lo que estamos haciendo, y dejar de hacerlo.
Respuesta:
Influencia de nuestros hábitos de consumo en el ambiente.
El coste ambiental de la sociedad de consumo, como la obsolescencia programada o el aumento de los niveles de basura, ponen en peligro el
desarrollo sostenible
Hoy en día las personas tienen a su alcance todo tipo de productos y bienes para satisfacer sus necesidades, desde las más básicas hasta las más
sofisticadas. Sin embargo, este aparente beneficio supone un arma de doble filo, ya que el consumo desmedido por una parte minoritaria de la
población mundial está derivando en un déficit de recursos. Por eso, en los últimos años se ha hecho necesario estudiar cómo consumimos y qué
efectos tiene este hecho en el medio ambiente y la sociedad.
El modelo de economía en la sociedad actual ha venido siendo lineal y se basa en la extracción de materias primas, manufactura y producción,
distribución y compra y, por último, desecho. Veamos las principales problemáticas en algunas de estas fases:
Durante la extracción de recursos naturales se obtienen materias primas y energía de la naturaleza para producir bienes y servicios. Muchos de estos
recursos no son renovables o se regeneran muy lentamente, lo que supone un problema doble: por un lado, estamos alternando los ciclos o la
capacidad de regeneración de algunos recursos, como por ejemplo el ciclo del agua. Y por otro lado estamos produciendo materias primas y energía
de manera muy contaminante; por ejemplo, con la quema de combustibles fósiles.
Durante la elaboración se introducen sustancias químicas perjudiciales que facilitan y aumentan la producción, se deslocaliza la producción a países
en vías de desarrollo que en muchas ocasiones incumplen mínimos legales y se generan subproductos contaminantes o tóxicos.
Eliminar el coste ambiental y social
En la producción y distribución de los productos existe otra problemática: muchas veces el precio de los productos no refleja su coste ambiental o
social real (como los efectos de la contaminación, o de la mano de obra barata) que afectan a la salud y calidad de vida de las personas. Estos costes
ambientales y sociales no repercutidos se conocen como externalidades negativas.
En la fase de compra, cabe destacar que el crecimiento está basado en la obsolescencia programada, es decir, en el consumo recurrente de productos,
con una vida útil cada vez más corta.
Por último, la mayoría de los productos acaban desechados en vertederos o quemados para su valorización energética. Los niveles de basura se han
duplicado en los últimos treinta años y su gestión constituye un problema en sí.
Este modelo de consumo es insostenible a largo plazo. La solución pasa porque estados, empresas y ciudadanos transformemos la economía. Los
estados deben incentivar la producción responsable y legislar para que las empresas produzcan de manera respetuosa y acepten las externalidades
de sus procesos. Los consumidores debemos exigir productos responsables y tomar decisiones de compras informadas; y las empresas deben diseñar
productos de manera responsable y cambiar el modelo lineal de producción hacia uno circular en el que se reparen, reutilicen y aprovechen los productos obsoletos.
Ya hay mucha gente trabajando en una economía circular, pero es necesario continuar innovando para conseguir un planeta más sostenible.