Aquel caminante apenas lograba ya mantenerse en pie. El camino había sido muy largo y muy duro. Y el hambre Lo había hecho desfallecer. Con los ojos medio extraviado miraba a un lugar y a Otro para ver si algo o alguien podía aliviar su hambre. A lo lejos divisó un monasterio. Se atrevió a llamar. ¡Qué alivio! Le dieron comida. Le dieron cama. Le dieron un excelente trato. Y le dieron hasta una bolsa de dinero
para el camino. A la mañana siguiente se marchó dando saltos de contento. Pero, al anochecer, ante el estupor d ellos monjes, volvió con la bolsa llena de dinero, como se la llevó, y la tiró sobre la mesa. “Quiero más-. Me han tratado muy bien, me han dado dinero, pero se aguardaron lo mejor: me ha dado cuenta de que ustedes son felices sin dinero. Sean generosos de una vez conmigo y denme su secreto de felicidad. Me interesa más que el dinero”. ¿que opinas de la actitud del caminante?
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no entiendo perdon
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