Aportes culturales de las comunidades indigenas y afrodecendientes en colombia
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APORTE DE LOS AFRODESCENDIENTES AL DESARROLLO CULTURAL DE COLOMBIA:
1. Los pueblos no olvidan sus alimentos familiares. Al venir los negros a América trajeron los frutos a que estaban familiarizados: la patilla o sandia; el gombo que encontramos hoy en el departamento de Bolívar; el ñame y, posiblemente, varias especies de plátanos.
2. Asimismo los hombres se apegan a sus ritmos musicales. Cuando el negro se vio en América, y su padecer y el azote de sus amos le dieron tregua una de sus primeras aspiraciones debió ser la de reconstruir sus primitivos instrumentos musicales, un carrizo, una tambora, para modular con ellos una evocación de su patria perdida, y, al oírla, otros negros y negras debieron sentir el escalofrió de una alegría dormida en el recuerdo y saldrían al ruedo para revivir, a ocultas de sus opresores, su antigua y nueva danza, que es su manera de interpretar la alegría y la gracia, la belleza y el amor. Nació así la música Afroamericana.Los aportes que se identifican en cuanto a la identidad musical en nuestro país son:· El porro que surgió alrededor de 1870 en Mompox con calendario obeso como su descubridor.· El bambuco, se creó tomando elementos muy africanos y se tomó como música nacional.· La danza habana, surgió a finales del siglo XIX, se convirtió en el tercer elemento junto con el bambuco y el pasillo.En los últimos años se han adoptado musicales de origen afroamericano, el rap, sin embargo resulta más significativa la creación de géneros más autóctonos como son la terapia y la champeta, la historia de este género pone de manifiesto procesos de influencia de“idayregreso”entre América y África. Los aportes son muchos, vemos como los afro descendientes nos dejan legado de su cultura con la música, como los tambores, los cantos fúnebres, cantos de boga.
3. Sin embargo la cualidad y dote más permanente de la raza negra habían de ser sus creencias religiosas y sus ritos, los cuales, a pesar de la esclavitud, tuvieron larga permanencia en tierras para ellos extrañas de América.
4. Entre los negros es notable el arte de los tejidos elaborados con hojas de palma. Es muy probable que muchas manifestaciones de esa habilidad y de esa gracia que presentan los objetos folklóricos americanos nos vengan del África.
5. La medicina negra, también el arte, envuelven en sí un elemento de terror mágico y sugestivo. El mismo se advierte en muchas de las prácticas médicas y en la personalidad de los curanderos populares en América y en los bailes hipnotizantes como el batuque.
6. Para el europeo, la muerte es tristeza fría y callada, para el indígena es fiesta y para el negro es alarde de sentimientos. También nuestros negros juntan a sus velorios todas las lamentaciones cargadas de dolor y cantan sus afras.
Como recuerdo africano podemos tomas también esa costumbre y habilidad con que las negras americanas llevan en la cabeza las ollas, los cantaros, a veces pesados, o también objetos ligeros, manteniendo el equilibrio y el ritmo de andar por senderos escabrosos y largos caminos. Pero, sin duda, el aporte más considerable del negro a su nueva sociedad en América fue su cuerpo y sus dotes hereditarias, su pigmento y su piel, sus músculos y sus caderas, su pelo y su andar, su salud en los peores climas y su reciedumbre para trabajar en ellos. Lo bueno y lo malo del África se debe aceptar como es y porque es parte de nuestra vida nacional. Porque a los negros se les debe culpar también la introducción de varias enfermedades en América tropical, una de las cuales, y no la menor, es la anemia tropical determinada por ciertos gusanos intestinales.
7. No es superfluo recordar, por último, la extraordinaria superioridad física del negro en los deportes ya sea como boxeadores, como futbolistas, beisbolistas, corredores y en casi todos los deportes de exigencia física.
1. Los pueblos no olvidan sus alimentos familiares. Al venir los negros a América trajeron los frutos a que estaban familiarizados: la patilla o sandia; el gombo que encontramos hoy en el departamento de Bolívar; el ñame y, posiblemente, varias especies de plátanos.
2. Asimismo los hombres se apegan a sus ritmos musicales. Cuando el negro se vio en América, y su padecer y el azote de sus amos le dieron tregua una de sus primeras aspiraciones debió ser la de reconstruir sus primitivos instrumentos musicales, un carrizo, una tambora, para modular con ellos una evocación de su patria perdida, y, al oírla, otros negros y negras debieron sentir el escalofrió de una alegría dormida en el recuerdo y saldrían al ruedo para revivir, a ocultas de sus opresores, su antigua y nueva danza, que es su manera de interpretar la alegría y la gracia, la belleza y el amor. Nació así la música Afroamericana.Los aportes que se identifican en cuanto a la identidad musical en nuestro país son:· El porro que surgió alrededor de 1870 en Mompox con calendario obeso como su descubridor.· El bambuco, se creó tomando elementos muy africanos y se tomó como música nacional.· La danza habana, surgió a finales del siglo XIX, se convirtió en el tercer elemento junto con el bambuco y el pasillo.En los últimos años se han adoptado musicales de origen afroamericano, el rap, sin embargo resulta más significativa la creación de géneros más autóctonos como son la terapia y la champeta, la historia de este género pone de manifiesto procesos de influencia de“idayregreso”entre América y África. Los aportes son muchos, vemos como los afro descendientes nos dejan legado de su cultura con la música, como los tambores, los cantos fúnebres, cantos de boga.
3. Sin embargo la cualidad y dote más permanente de la raza negra habían de ser sus creencias religiosas y sus ritos, los cuales, a pesar de la esclavitud, tuvieron larga permanencia en tierras para ellos extrañas de América.
4. Entre los negros es notable el arte de los tejidos elaborados con hojas de palma. Es muy probable que muchas manifestaciones de esa habilidad y de esa gracia que presentan los objetos folklóricos americanos nos vengan del África.
5. La medicina negra, también el arte, envuelven en sí un elemento de terror mágico y sugestivo. El mismo se advierte en muchas de las prácticas médicas y en la personalidad de los curanderos populares en América y en los bailes hipnotizantes como el batuque.
6. Para el europeo, la muerte es tristeza fría y callada, para el indígena es fiesta y para el negro es alarde de sentimientos. También nuestros negros juntan a sus velorios todas las lamentaciones cargadas de dolor y cantan sus afras.
Como recuerdo africano podemos tomas también esa costumbre y habilidad con que las negras americanas llevan en la cabeza las ollas, los cantaros, a veces pesados, o también objetos ligeros, manteniendo el equilibrio y el ritmo de andar por senderos escabrosos y largos caminos. Pero, sin duda, el aporte más considerable del negro a su nueva sociedad en América fue su cuerpo y sus dotes hereditarias, su pigmento y su piel, sus músculos y sus caderas, su pelo y su andar, su salud en los peores climas y su reciedumbre para trabajar en ellos. Lo bueno y lo malo del África se debe aceptar como es y porque es parte de nuestra vida nacional. Porque a los negros se les debe culpar también la introducción de varias enfermedades en América tropical, una de las cuales, y no la menor, es la anemia tropical determinada por ciertos gusanos intestinales.
7. No es superfluo recordar, por último, la extraordinaria superioridad física del negro en los deportes ya sea como boxeadores, como futbolistas, beisbolistas, corredores y en casi todos los deportes de exigencia física.
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