aportaciones de los asiáticos a la cultura mexicana
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
la aportación de Asia a la espiritualidad novohispana. La labor evangelizadora de jesuitas y franciscanos en aquellas tierras fue modelo de
cristianización para el norte del virreinato y, en una Nueva España
deseosa de santidad, el martirio de uno de sus hijos en Japón, San
Felipe de Jesús, no sólo impulsó la espiritualidad, sino que nutrió el
patriotismo criollo.
México, centro del mundo
Como lo indica el título completo del poema, Carta del bachiller
Bernardo de Balbuena a la señora doña Isabel de Tobar y Guzmán describiendo la famosa ciudad de México y sus grandezas, el objetivo de la obra
es ofrecer a la destinataria una idea de la capital del virreinato. Doña
Isabel, quien había radicado toda su vida en San Miguel de Culiacán,
una pequeña población situada en el pacífico norte del virreinato en
lo que hoy es el estado de Sinaloa, había enviudado y estaba por viajar a la Ciudad de México a fin de ingresar a un convento; el autor le
anticipaba a su antigua amada lo que habría de encontrar en la capital. Hijo ilegítimo de un indiano, Balbuena nace en Valdepeñas en
1562. A los veintiún años se traslada a Nueva España donde su padre
tenía propiedades en el actual estado de Jalisco; en la Ciudad de México transcurre una importante etapa de la vida del poeta en la que
continúa su educación y comienza a hacer una exitosa carrera eclesiástica que lo llevaría a ser Abad de Jamaica y Obispo de Puerto
Rico2
. El poeta manchego, escribiendo en plena madurez, se enorgullece de la tierra americana a la que llegó en su mocedad; al describir
la Ciudad de México, comienza por destacar que «donde nadie creyó
que hubiese mundo», se encuentra una “máquina soberbia» fundada
sobre una laguna o, en palabras del poeta, «sobre una delicada costra
blanda»3
. Tras subrayar la localización y extraordinario fundamento
de la antigua Tenochtitlan, Balbuena orgullosamente afirma que ahora es: la ciudad más rica y opulenta,
de más contratación y más tesoro,
que el norte enfría, ni que el cielo calienta4
.
México, indica ufano, «al mundo por igual divide»5
y «[c]on todo
él se confronta y comunica»6
pues ahí:
Entra una flota y otra se despide
de regalos cargados la que viene
la que se va del precio que los mide7
.
El comercio interoceánico al que se refiere aquí Balbuena daba,
sin duda, un extraordinario carácter cosmopolita a la capital de virreinato. En el poema, esta actividad no sólo genera la grandeza mexicana, sino que se enarbola como lo más significativo de lo propio.
Al hacer de México una metrópolis comercial y cultural, Balbuena
indirectamente cuestiona la subordinación de la Nueva España ante la
Vieja, negando la posición periférica del virreinato.
Explicación: