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A medida que avanza la carrera contrarreloj por una vacuna contra el nuevo coronavirus, una futura distribución universal de los antídotos enfrenta numerosos obstáculos. El precio, la fabricación y los intereses políticos son algunos desafíos para lograr un suministro general y ecuánime. Las principales potencias mundiales y las grandes compañías farmacéuticas han volcado sus esfuerzos para conseguir una o varias vacunas que pongan freno a la pandemia global del Covid-19 y cientos de equipos científicos a nivel internacional han dado pasos prometedores para lograr el cometido.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 164 vacunas contra el Covid-19 están siendo desarrolladas en el mundo, de las cuales se espera que solo un 7 % acaben siendo eficaces y seguras. Entre las actuales candidatas, cuatro han pasado ya a una fase "final" de pruebas en humanos y una o varias de estas podrían empezar a ser distribuidas desde la primera mitad de 2021. Sin embargo, a la vez que los laboratorios libran una carrera sin cuartel para dar con un antídoto eficaz y seguro, un reto igual de titánico se libra también en el resto del mundo para lograr el acceso a estos fármacos una vez sean aprobados
La tarea es titánica y la meta es lo se conoce como 'inmunidad colectiva', que se logra cuando existen suficientes personas inmunes para neutralizar la propagación de un virus. Se estima que para vencer al SARS-CoV-2 es necesario que al menos el 60% de la población global sea inmune y para ello se necesitan unos 4.700 millones de dosis. Tras la producción llega también el reto de la comercialización. Aunque varias de las investigaciones en marcha reciben financiaciones gubernamentales, la mayor parte de estas se sustentan de forma privada. Compañías como AstraZeneca, Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson han duplicado o incluso triplicado su valor en bolsa desde que inició la carrera por la vacuna.
Se abren muchos interrogantes sobre el precio que tendrán los antídotos. Ante constantes llamados de la OMS y la ONU a buscar una solución global, algunas compañías ya han prometido precios asequibles, algo fundamental para asegurar que los fármacos lleguen a todas las poblaciones, sin importar su nivel adquisitivo. Por el momento, AstraZeneca se ha comprometido a vender 2.000 millones de dosis sin ánimo de lucro y Pfizer ha asegurado precios asequibles: "Una vacuna pierde sentido si la gente no puede pagarla", afirmó días atrás John Young, director de negocios de la firma estadounidense. En contraste, empresas como Moderna se han desmarcado de esa línea y han anunciado que pretenden obtener beneficios comerciales.
Hasta el momento cerca de 40 países de América Latina y el Caribe han solicitado participar de un Fondo Rotatorio de la OPS para la compra de vacunas contra el Covid-19, con el que se buscaría una acción conjunta para negociar mejores precios y se permitirían pagos a posteriori a los países más necesitados. Muchos países de la región, que no cuentan con la capacidad industrial necesaria para producir vacunas a gran escala, podrían quedar a merced de la producción realizada en otros países o continentes, por lo que la posibilidad de una negociación el bloque supone la única garantía de no quedar últimos en fila.
Respuestas a la pregunta
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Las principales potencias mundiales y las grandes compañías farmacéuticas han volcado sus esfuerzos para conseguir una o varias vacunas que pongan freno a la pandemia global del Covid-19 y cientos de equipos científicos a nivel internacional han dado pasos prometedores para lograr el cometido. El precio, la fabricación y los intereses políticos son algunos desafíos para lograr un suministro general y ecuánime.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 164 vacunas contra el Covid-19 están siendo desarrolladas en el mundo, de las cuales se espera que solo un 7 % acaben siendo eficaces y seguras. Entre las actuales candidatas, cuatro han pasado ya a una fase "final" de pruebas en humanos y una o varias de estas podrían empezar a ser distribuidas desde la primera mitad de 2021. Se estima que para vencer al SARS-CoV-2 es necesario que al menos el 60% de la población global sea inmune y para ello se necesitan unos 4.700 millones de dosis. Tras la producción llega también el reto de la comercialización. Compañías como AstraZeneca, Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson han duplicado o incluso triplicado su valor en bolsa desde que inició la carrera por la vacuna.
algunas compañías ya han prometido precios asequibles, algo fundamental para asegurar que los fármacos lleguen a todas las poblaciones, sin importar su nivel adquisitivo. Por el momento, AstraZeneca se ha comprometido a vender 2.000 millones de dosis sin ánimo de lucro y Pfizer ha asegurado precios asequibles: "Una vacuna pierde sentido si la gente no puede pagarla", afirmó días atrás John Young, director de negocios de la firma estadounidense. En contraste, empresas como Moderna se han desmarcado de esa línea y han anunciado que pretenden obtener beneficios comerciales.
Hasta el momento cerca de 40 países de América Latina y el Caribe han solicitado participar de un Fondo Rotatorio de la OPS para la compra de vacunas contra el Covid-19, con el que se buscaría una acción conjunta para negociar mejores precios y se permitirían pagos a posteriori a los países más necesitados.