¿Ante la presencia del virus AH1N1, que ocasiono una pandemia en el año 2009, se
ordenó el distanciamiento social como medida de prevención?.
Respuestas a la pregunta
Los distintos síntomas de los resfriados y de la gripe estacional se están diferenciando desde hace algún tiempo. En un resfriado puede haber fiebre moderada (aunque en los niños puede llegar a 39° C) o no haber fiebre; en ocasiones, se producen dolores de cabeza, goteo y congestión nasal, tos seca y leve, dolor de garganta, dolores y molestias leves sin que se presente un ataque al estado general. Los resfriados infectan las vías respiratorias superiores sin afectar los pulmones (Arias y López, 2009). En la gripe estacional o influenza, en la mayoría de los casos, hay dolor de cabeza, la fiebre suele ser alta, muchas veces se presenta tos, aparecen artralgias y mialgias1. Severas así como adinamia2. y ataque al estado general que puede durar varios días; además, su inicio es brusco y muy intenso. Los resfriados se suelen curar por sí mismos después de algunos días, aunque pueden producir infecciones secundarias en los oídos. La influenza, si no se atiende con medicamentos, puede derivar en neumonía3. El virus que la causa es diferente al que produce el resfriado común. La influenza infecta las vías respiratorias inferiores y causa enfermedades respiratorias severas (Arias y López, 2009). En 2005 se llamó la atención acerca de que podía presentarse una pandemia de influenza, por la aparición de un nuevo subtipo del virus A contra el cual las personas no poseían una inmunidad natural (Vega, 2005). La pandemia que se esperaba era la de la gripe aviar.
Haciendo un recuento histórico, es oportuno recordar que en la Edad Media hubo al menos una epidemia de influenza en el continente europeo. A finales del siglo XVI, otra epidemia de influenza se originó en Asia y se propagó a Europa. Hacia mediados y fines del siglo XIX, se presentaron dos grandes epidemias de influenza en una buena parte del mundo. En el siglo XX destacaron cuatro, en 1918, 1957, 1968 y 1977. La primera fue muy severa y se calcula que ocasionó la muerte de decenas de millones de personas4; las dos siguientes fueron catalogadas como grandes, la de 1957 produjo la muerte de cerca de dos millones; la última fue de menor extensión5. Los virus de la influenza sufren mutaciones periódicamente y en cada epidemia se dan brotes sucesivos. El virus de la influenza A ha mostrado tener gran capacidad para combinarse con otras cepas6 .
En 2009 apareció una influenza que causó alarma en los sistemas de salud, porque se trata de una combinación de una cepa totalmente nueva (Garten et al., 2009; Dawood et al., 2009). En marzo de ese año7, tanto en México como en Estados Unidos se detectaron casos de neumonía atípicos. Hubo reportes de que en México se habían encontrado patrones inusuales de casos agudos de infecciones respiratorias. El director de Alerta y Respuesta Global de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que la Red Global de Inteligencia de Salud Pública había enviado a este organismo, el 10 de abril, un reporte sobre un síndrome en el estado mexicano de Veracruz. Un día después, la OMS dijo que alertó a México sobre casos inusuales de neumonía, pero que las autoridades negaron que se tratara de una epidemia8. A mediados de abril, el nuevo virus fue identificado en Estados Unidos y se anunció que tenía un fuerte contenido de virus porcino. El 21 de abril, el Centro para el Control de Enfermedades y Prevención de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) confirmó cinco casos de la que se llamó influenza porcina en California y otros dos en Texas. El 23 de abril se dio una alerta general en México. Se subrayó que la composición genética de la influenza porcina era diferente de lo visto hasta ese momento, pues se trataba de una cepa que combinaba genoma de influenza aviar, porcina y humana9.