Andrea Gómez
Imagen de unas bailarinas danzando sobre las olas
Cuando dejé aquel mar, una ola se adelantó entre todas.
Imagen de una ola hecha mujer
Era esbelta y ligera. A pesar de los gritos de las otras, que la detenían por el vestido flotante, se colgó de mi brazo y se fue conmigo, saltando.
Imagen de la ola llorando
Cuando llegamos al pueblo le expliqué que no podía ser, que la vida en la ciudad no era lo que ella pensaba en su ingenuidad de ola que nunca ha salido del mar. Ella lloró, gritó, acarició, amenazó.
Imagen de una ola
Al día siguiente empezaron mis penas. ¿Cómo subir al tren sin que nos vieran el conductor, los pasajeros, la policía? Tras de mucho cavilar, me presenté en la estación una hora antes de la salida, ocupé mi asiento y, cuando nadie me veía, vacié el depósito de agua para los pasajeros y allí vertí cuidadosamente a mi amiga.
Una señora tomó un vasito de papel, se acercó al depósito y abrió la llave. Apenas estaba a medio llenar el vaso cuando la empujé para que lo tirara, La señora me miró con asombro. Mientras yo pedía disculpas, un niño abrió la llave del depósito. La cerré con violencia. La señora se llevó el vaso a los labios:
—Ay, el agua está salada.
El niño le hizo eco. Varios pasajeros se levantaron. El marido llamó al conductor:
—Este individuo echó sal al agua.
Imagen de gente arriba del tren discutiendo por el agua salada
El conductor llamó al Inspector:
—¿Con que usted echó sustancias en el agua?
El Inspector llamó al policía de turno:
—¿Con que usted echó veneno al agua?
El policía de turno llamó al capitán:
—¿Con que usted es el envenenador?
Imagen de los agentes llevando al hombre a la cárcel
El capitán llamó a tres agentes. Los agentes me llevaron a un vagón solitario, entre las miradas y los cuchicheos de los pasajeros. En la primera estación me bajaron y arrastraron a la cárcel. Durante días nadie me habló, excepto durante los largos interrogatorios. Cuando contaba mi caso nadie me creía, ni siquiera el carcelero, que movía la cabeza, diciendo: "El asunto es grave, verdaderamente grave".
Imagen de la cárcel
Me consignaron al juez penal. Al fin me juzgaron. Como no hubo víctimas, mi condena fue ligera. Llegó el día de la libertad y esa misma tarde tomé el tren, luego un taxi y llegué a mi casa.
Imagen de la ola
En la puerta de mi departamento oí risas y cantos. Sentí un dolor en el pecho como el golpe de la ola de la sorpresa cuando la sorpresa nos golpea en pleno pecho.
La ola estaba allí, cantando y riendo como siempre:
Imagen de la ola danzando Imagen de la ola
—Ola, ¿cómo regresaste?
—Muy fácil, en el tren.
Alguien, después de cerciorarse de que sólo era agua salada, me arrojó en la locomotora.
Y varias noches, ya tarde, las escandalizadas estrellas lo vieron salir de mi casa a escondidas.
Imagen de la ola cubriendo el valle
Respuestas a la pregunta
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1
Respuesta:
muy bien lo lei y es entretenido
Por último redactar que enseñanza dejo la lectura de cada historia.
Contestado por
1
Respuesta:
HOLA:)
Explicación:
Por último redactar que enseñanza dejo la lectura de cada historia.
Otras preguntas
Fue un viaje agitado: de pronto era un penacho blanco de vapor, de pronto caía en lluvia fina sobre la máquina. Adelgacé mucho. Perdí muchas gotas.
Su presencia cambió mi vida. La casa de pasillos oscuros y muebles empolvados se llenó de aire, de sol, de rumores y reflejos verdes y azules, pueblo numeroso y feliz de reverberaciones y ecos.