analisis literario de un cuento corto
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Respuesta:
Los cuentos del Nobel de la Literatura, Gabriel García Márquez, son verdaderas maquinarias narrativas, una lectura obligada para los amantes de la buena literatura y en especial para los escritores de ficción; indiferentemente del género que se escriba resultará enriquecedor analizarlos y entender la magia con la que este autor construye estas pequeñas obras maestras.
En esta ocasión les traigo tres cuentos, y he dejado otro par que analizaré por separado, pues tienen más chicha que sacar.
‘La siesta del martes‘ y ‘Un día de estos‘ fueron escritos en el año 1962 y publicados en el volumen ‘Los funerales de la Mamá Grande’; y ‘Alguien desordena estas rosas‘, escrito en 1952, pertenece a la colección ‘Ojos de perro azul’.
LA SIESTA DEL MARTES
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Ilustración tomada de google.
El inicio del cuento ‘La siesta del martes‘ es cinético, dado que lo primero que se nos presenta en la narración es un tren que se pone en marcha. El narrador es omnisciente y se toma el tiempo para describir los diferentes paisajes que observan los personajes desde las ventanillas del tren. La llanura cobra vida bajo un sol inclemente y los sonidos del tren y el calor vaporoso acompañan a los personajes en todo el recorrido.
Los efectos sensoriales son ricos. García Márquez, juega ampliamente con ellos para mantener la tensión hasta el final del cuento:
«Mientras comían, el tren atravesó muy despacio un puente de hierro y pasó de largo por un pueblo igual a los anteriores, sólo que en éste había una multitud en la plaza. Una banda de músicos tocaba una pieza alegre bajo el sol aplastante. Al otro lado del pueblo, en una llanura cuarteada por la aridez, terminaban las plantaciones.»
La siesta del martes, Gabriel García Márquez.
Las protagonistas, son una madre y su hija adolescente; viajan en tercera clase, son pobres y visten de luto. Un poco antes de las dos de la tarde, llegan a su destino, un pueblo construido “sobre el modelo de la compañía bananera”, y que se encuentra en la hora de la siesta “flotando en el calor”. Buscan la casa cural con premura, dado que a las tres y media deben tomar el tren de regreso. Es en el diálogo que mantienen con el párroco donde se da a conocer el motivo de aquel viaje; escena en la cual García Márquez expone un conflicto moral notable en la sociedad de cualquier país. Las conductas grises del ser humano marcadas por su situación socio-económica, un asunto ignorado por muchos. Se hace evidente la preocupación del autor por la injusticia que existe sobre una clase social abandonada, humillada y condenada a vivir miserablemente siglo tras siglo.