Análisis literario de Pedro y el capitan
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:
La obra de Pedro y el capitán se puede dividir en cuatro partes bien diferenciadas entre ellas, en las cuales los acontecimientos van subiendo en intensidad con el objetivo de que haya un crescendo en la obra. Es decir, se busca que el lector vaya viendo la evolución de la situación y cómo esta se pone cada vez más peligrosa, interesante. De esa manera, Mario Benedetti atrapa al lector en el juego que quiere llevar a cabo.
Las partes de Pedro y el capitán son:
Primera parte
En esta primera parte te encontrarás con un protagonista, Pedro que es llevado a una sala de interrogatorios. Allí lo encuentras encapuchado y amarrado para que no pueda escaparse ni tampoco ver nada hasta que otro hombre entra en la sala, el llamado Capitán.
La misión de este es interrogarlo y sacarle la información que precisa. Le informa a Pedro que lo que le ha ocurrido, el escarmiento que ha recibido, solo ha sido algo ligero y suave comparado con lo que le puede esperar si no colabora, teniendo torturas y castigos cada vez de mayor intensidad. Algo que nadie es capaz de soportar.
Además, le advierte que todos hablan de una manera u otra.
El Capitán intenta que colabore por las buenas, exponiéndole todo lo que le puede pasar si no lo hace, además de hacerle entender que él es una persona que consigue todo lo que quiere. Y que admira al bando de Pedro, como sabe que ellos los admiran. Es una forma de ganarse la confianza del otro.
Sin embargo, también lo amenaza, no solo por él, sino también por su esposa. A cambio de no soportar dolores ni de poner en peligro lo que más ama, así como de salir sin que sus compañeros se enteren de que ha colaborado, tiene que desvelar cuatro nombres.
Pero nada de lo que dice, ni de forma amistosa ni amenazadora le sirve al capitán, ya que Pedro está mudo y no responde a ninguna de las insinuaciones.
Segunda parte de Pedro y el Capitán
La segunda parte de la obra nos presenta de nuevo a Pedro, con más golpes y torturas recibidas. Allí está el capitán, quien intenta congeniar con el encarcelado y que responda lo que necesita saber. Así, le quita la capucha, algo que, en la primera parte, siempre está presente.
Es en ese momento cuando Pedro habla, donde le cuenta que no lo había hecho antes porque le parecía que era algo indigno contestar con la capucha. Sin embargo, lejos de amedrentarse, es ahora Pedro quien le hace preguntas al Capitán sobre su familia, lo que toma como una amenaza. Al ver la reacción, Pedro vuelve a preguntar cómo se siente al volver a casa después de matar a otros hombres. Eso hace que pierda los estribos y acabe golpeándolo, a pesar de que, con Pedro, quería aparentar ser «de los buenos».
Tras unos minutos para tranquilizarse, el Capitán empatiza con Pedro, reconociendo que se siente mal después de lo que hace, y esperando que la víctima que se enfrenta a él acabe claudicando antes de que las torturas y castigos se conviertan en sádicas, una clara referencia pidiéndole a Pedro que desista de su resistencia.
Tras un silencio, la respuesta de Pedro da por terminada esta parte.
Tercera parte
Te presenta a un Capitán despeinado, con la ropa arrugada, la corbata desabrochada. Pide a través del teléfono que vuelvan a llevar a Pedro, quien aparece más demacrado y con manchas de sangre en la ropa.
Creyendo que está muerto, el Capitán se acerca a él y lo coloca en la silla. Es en ese momento cuando Pedro estalla en risas recordando que esa noche, mientras recibía una tortura en la picana, la luz se fue y no pudieron terminar con él.
En un intento por hacerle volver a la realidad, el Capitán llama a Pedro por su nombre, ante lo cual responde que no lo es, sino que se llama Rómulo (es su alias). Y que además está muerto. Se nota el intento de la víctima por intentar escapar de esa situación, de pensar que él ya está muerto y que todo el dolor que siente solo está en su imaginación, pero que no es real.
Tras una discusión con el Capitán, donde la muerte y la locura generan una diatriba entre ellos, el Capitán se desespera y considera que no va a sacar nada de él.
Es entonces cuando los papeles cambian. Pedro empieza a tutear al Capitán, mientras que ese empieza a hablarle con mayor respeto. El Capitán se sincera con él, habla de su mujer, de cómo terminó trabajando como torturador y de cómo le ha afectado a su vida.
Pero es Pedro quien reitera que está muerte y que no puede decirle nada.
Cuarta y última parte de Pedro y el Capitán
Se presenta un Pedro apaleado y prácticamente moribundo, en el suelo. Y un Capitán sudoroso, sin corbata, chaqueta y muy nervioso.
Presencia una conversación de Pedro quien, delirando, piensa que está hablando con Aurora, a pesar de que está solo. Es en ese momento cuando el Capitán entiende todo el daño que hace al torturar a las personas y le pide un nombre, cualquiera, para intentar salvarlo, pero al mismo tiempo salvarse él mismo. Sin embargo, Pedro se niega a ello, y tanto uno como otro son sentenciados en sus respectivos roles.