Administración, pregunta formulada por alejojoaquingentilin, hace 28 días

análisis del caso pizzini​

Respuestas a la pregunta

Contestado por mikicraki12
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Respuesta: ¿Cómo comienza la historia de Pizzini?

Mi padre había fundado una fábrica de máquinas de escribir, que después se la vendió a Remington. Con ese dinero, puso un taller metalúrgico en el que aprendí a los 14 años lo que era una fresa, un torno, todo. Después quebró, porque mi padre era pésimo con la plata, y se volvió a Italia. Heredé dos cosas de mis padres: la genética y la educación. No recibí un mango, sino algo mucho más valioso. A los 16 entré en la Facultad de Ingeniería y un día tenía que comprar un juego de escuadras que salía $32 para la materia Dibujo Técnico, y como no podía pagarlo, me compré un pedazo de celuloide transparente y lo hice yo. Hacía un par de años que venía trabajando con un vecino que me pagada unos pesos por hacer carteles. Grababa "abierto", "gerencia", "caballeros", "prohibido fumar". Un compañero ve mis escuadras y me pide que le haga unas para él, después me pidió otro compañero y luego el centro de estudiantes me encargó doscientos juegos. Con un socio que era amigo también del colegio y del barrio alquilamos un galponcito en Villa Martelli que ni baño tenía y así empezamos. Varios años después, él aprendió que el negocio en este país está en comprar y vender, no en fabricar, y se abrió. Y en parte, tenía razón.

A los 16 entré en la Facultad de Ingeniería y un día tenía que comprar un juego de escuadras que salía $32 y como no podía pagarlo, me compré un pedazo de celuloide transparente y lo hice yo

¿Por qué tenía razón?

Porque la empresa y yo somos sobrevivientes, somos un caso exitoso. Tuve épocas dificilísimas, de no poder cargar nafta al auto. Desde que empecé con Pizzini, hace 64 años, viví seis crisis duras. El 81, la hiperinflación, los noventa… la peor de todas fue el 2002, pensé que perdía todo. Otra vez, hace más de 40 años, agarré la valija y me fui a recorrer todos los países desde Venezuela para arriba; y el gerente de ventas, que ahora está jubilado pero todavía trabaja en la empresa, visitó toda Sudamérica para vender nuestros productos. Tengo la característica de que lo que hago lo quiero hacer bien. El trabajo siempre lo tomé con pasión, todavía estoy acá.

¿Y cuál es el secreto del éxito?

La calidad es la manera de sobrevivir a todo. Estamos vivos a pesar de las importaciones porque somos Pizzini. También siempre me adelanté, entendí que si no me adaptaba a las nuevas tecnologías del mundo no podíamos sobrevivir. Siempre traté de ver más allá de mi nariz, antes no me perdía una feria: Alemania, Milán, Francia, Estados Unidos, Japón, China, Taiwán, Corea… conocía todo lo que pasaba en el mundo. Mi primer viaje laboral a Italia fue en los 70 para la feria de Milán. Cuando se abre la importación en la Argentina, llegan escuadras de plástico inyectadas que valían mucho menos que las mías. Me di cuenta de que se estaba generando un cambio: las escuadras ya no se hacían más como las hacíamos nosotros, que comprábamos planchas de celuloide, después de acrílico, cortábamos las tiras, hacíamos las ventanas, fresábamos los bordes y controlábamos una por una para que estén a 90 grados exactos. Hacer una escuadra de manera totalmente artesanal nos llevaba 13 operaciones. Allá comprobé que utilizaban tecnología de inyección y eso me cambió la vida. ¡Qué hago ahora!, dije. O veo cómo es la cosa o pierdo como en la guerra y cierro la empresa.

Explicación:

eso <3

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