Ambiente lugar y época en que transcurre la historia del cuento de hadas
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Aunque el cuento de hadas es claramente un género distintivo, la definición que marca a una obra como un relato de este tipo es fuente de controversias.4 Vladímir Propp, en su Morfología del cuento, criticó la distinción entre «cuentos de hadas» y «relatos de animales» basándose en que muchos cuentos contienen tanto elementos como animales fantásticos.5 Sin embargo, para seleccionar obras para su análisis, Propp utilizó todos los cuentos populares rusos clasificados en el conjunto de tipos 300-749 en el sistema de clasificación Aarne-Thompson —en un intento por brindarles una distinción— para establecer propiamente un nuevo grupo de cuentos.6 Su propio trabajo identificó a los cuentos de hadas por los elementos de la trama, aunque se lo criticó porque su análisis no se aplica fácilmente a los cuentos que no impliquen una búsqueda y, además, los mismos elementos de la trama se los puede encontrar en obras que no son consideradas como cuentos de hadas.7
El cuento ruso El zarevich Iván, el pájaro de fuego y el lobo gris no contiene hadas, sino un lobo parlante.
Un punto sobre el que hay consenso generalizado es que la naturaleza de un cuento no depende de si las hadas aparecen en él. Muchas personas, entre ellas Angela Carter en su introducción al Virago Book of Fairy Tales («Libro virago de los cuentos de hadas»), han observado que una gran parte de los llamados cuentos de hadas no contienen los mencionados seres fantásticos.8 Esto se debe en parte a la historia del término en inglés, «fairy tale», que deriva de la frase francesa «conte de fées» y que fue usada por primera vez en la colección de Madame D’Aulnoy en 1697.9
Tal y como Stith Thompson y Carter hacen notar, los animales parlantes y la presencia de la magia parecen ser más comunes en el género que las propias hadas.10 No obstante, la mera presencia de animales que hablan no convierte un relato en un cuento de hadas, sobre todo cuando el animal es claramente una máscara de un rostro humano, como sucede en las fábulas.11 En su ensayo Sobre los cuentos de hadas, J. R. R. Tolkien manifestó estar de acuerdo con la exclusión de las «hadas» de la definición, concibiendo a los cuentos de hadas como historias sobre las aventuras de los hombres en «Faërie», la tierra de las hadas, los príncipes y princesas, enanos, elfos, y no solamente especies mágicas sino muchas otras maravillas.12 A pesar de ello, el ensayo omite cuentos que son considerados cuentos de hadas, como por ejemplo The Heart of a Monkey, incluido en El libro lila de los cuentos de hadas de Andrew Lang.11
Steven Swann Jones consideró que la magia es la característica que permite diferenciar a los cuentos de hadas de otro tipo de narraciones.13 A su vez, Davidson y Chaudri identificaron la «transformación» como el rasgo principal del género.14 Desde un punto de vista psicológico, Jean Chiriac subrayó la necesidad de los elementos fantásticos en este tipo de narrativa.15
Algunos folcloristas prefieren utilizar el término alemán «Märchen» (trad. lit: «cuento maravilloso»)14 para referirse al género, una práctica que se ha reforzado con la definición de Thompson en su edición de 1977 de The Folktale: «un cuento de cierta longitud que implica una sucesión de motivos o episodios. Se mueve en un mundo irreal, sin localidad o criaturas definidas y está lleno de cosas maravillosas. En esta tierra de nunca jamás, los héroes humildes matan a sus adversarios, heredan los reinos y se casan con princesas».16 Los personajes y motivos de los cuentos de hadas son simples y arquetípicos: princesas, hijos jóvenes y príncipes valientes, ogros, gigantes, dragones, troles, madrastras malvadas y falsos héroes, hadas madrinas y otros ayudantes mágicos, a menudo caballos, zorros o aves parlantes, montañas de vidrio así como prohibiciones y ruptura de restricciones.17 Otras características de los cuentos —la rítmica, lo grotesco, lo extraño y lo gracioso— son mera recreación para alegría de los niños, mientras que los peligros y terrores les inspiran fascinación. Los cuentos de hadas son el escenario del mundo de la infancia, un reino de vida vicaria, más elemental y libremente repleto de fantasías que los dramas perfeccionistas de los adultos sofisticados cuya aceptación arraigada de atar las realidades exige cosas más severas. Italo Calvino citó a los cuentos de hadas como el principal ejemplo de «viveza» en la literatura, debido a la brevedad y consistencia de sus historias.18
Folclore y versiones escritas
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