alternativa de pasado y presente
porfavorrrrrrr!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La conexión entre memoria, historia e imaginación es innegable en el discurso historiográfico de Occidente como por ejemplo lo estudió Paul Ricoeur, entre otros, y dicha disciplina va reconociendo desde los ‘80s el cruce con lo literario (desde los escritos de Hayden White principalmente).2 Sin embargo, en los intentos de diálogo, restauración, conciliación de las partes socio-políticas involucradas frente a crímenes de lesa humanidad como los cometidos en países como Guatemala durante casi cuarenta años (o en el Cono Sur, en El Salvador o en Sudáfrica, para mencionar algunos casos) se pretende que la memoria de quienes padecieron hechos por demás traumáticos se desligue de toda subjetividad y por ende, de las imágenes personales que parten del proceso memorialista. Así, géneros como el testimonio, por su contrato de verdad y su asociación con el discurso legal son susceptibles a las críticas de quienes todavía buscan que disciplinas como la historia o la antropología sean una ciencia exacta y la memoria una cámara objetiva.
Respuesta:
La conexión entre memoria, historia e imaginación es innegable en el discurso historiográfico de Occidente como por ejemplo lo estudió Paul Ricoeur, entre otros, y dicha disciplina va reconociendo desde los ‘80s el cruce con lo literario (desde los escritos de Hayden White principalmente).2 Sin embargo, en los intentos de diálogo, restauración, conciliación de las partes socio-políticas involucradas frente a crímenes de lesa humanidad como los cometidos en países como Guatemala durante casi cuarenta años (o en el Cono Sur, en El Salvador o en Sudáfrica, para mencionar algunos casos) se pretende que la memoria de quienes padecieron hechos por demás traumáticos se desligue de toda subjetividad y por ende, de las imágenes personales que parten del proceso memorialista. Así, géneros como el testimonio, por su contrato de verdad y su asociación con el discurso legal son susceptibles a las críticas de quienes todavía buscan que disciplinas como la historia o la antropología sean una ciencia exacta y la memoria una cámara objetiva. Entonces, con el surgimiento de posturas que restringen el lugar y rol del testimonio en el campo histórico, antropológico y literario latinoamericano,3 se hace preciso reconsiderar 2 Ver, por ejemplo, Paul Ricoeur, Memory, History, Forgetting (Chicago-Londres: The University of Chicago Press, 2004); Hayden White, El texto histórico como artefacto literario y otros escritos (Madrid: Paidós, 2003); o la monumental obra en tres volúmenes dirigida por Pierre Nora, Le lieux de mémoire (Paris: Gallimard, 1992), donde la historia nacional o con mayúsculas queda indiscutiblemente ligada a los lugares y momentos privados, subjetivos, de la memoria. 3 Estas posturas comienzan, tal vez, desde la disciplina de la historia con el tan publici-tado texto de David Stoll (Rigoberta Menchú and the Story of All Poor Guatemalans. Boulder, CO: Westview Press, 1999), o aún antes desde la literatura, donde el testimonio ha peleado por un espacio desde el establecimiento del género como categoría para el premio Casa de las Américas. Específicamente en el Cono Sur en los últimos años surgen cuestionamientos sobre la validez de la memoria testimonial precisamente por su cruce con lo literario y subjetivo. Para ejemplo de esto último vale mencionar el texto crítico de Beatriz Sarlo, Tiempo Pasado Cultura de la memoria y giro subjetivo. Una discusión (Buenos Aires: Siglo XXI, 2005)
Explicación: