alguna vez has leído información en una revista que te halla a llegar a pensar de forma negativa de otra persona? explíca tu respuesta
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:
Escribir bien un trabajo científico no es una cuestión de vida o muerte;
es algo mucho más serio.
El objetivo de la investigación científica es la publicación. Los hombres
y mujeres de ciencia, cuando comienzan como estudiantes graduados, no
son juzgados principalmente por su habilidad en los trabajos de laboratorio,
ni por su conocimiento innato de temas científicos amplios o restringidos,
ni, desde luego, por su ingenio o su encanto personal; se los juzga y se los
conoce (o no se los conoce) por sus publicaciones.
Un experimento científico, por espectaculares que sean sus resultados,
no termina hasta que esos resultados se publican. De hecho, la piedra angular de la filosofía de la ciencia se basa en la premisa fundamental de que las
investigaciones originales tienen que publicarse; solo así pueden verificarse los nuevos conocimientos científicos y añadirse luego a la base de datos
que llamamos precisamente conocimientos científicos.
Un fontanero no necesita escribir sobre cañerías, ni un abogado sobre
sus casos (salvo los alegatos); pero el investigador científico quizá sea el
único, entre todos los que desempeñan un oficio o profesión, que está obligado a presentar un informe escrito de lo que hizo, por qué lo hizo, cómo
lo hizo y lo que aprendió al hacerlo. La palabra clave es reproducibilidad.
Eso es lo que singulariza a la ciencia y a la redacción científica.
Así pues, el científico no solo tiene que “hacer” ciencia sino también
“escribirla”. Una mala redacción puede impedir o retrasar la publicación de
un trabajo científico excelente, y a menudo lo hace. Por desgracia, la formación de los científicos suele estar tan abrumadoramente centrada en los
x Cómo escribir y publicar trabajos científicos
aspectos técnicos de la ciencia, que las artes de la comunicación se descuidan o se desconocen. En pocas palabras: muchos científicos excelentes son
pésimos redactores. Indudablemente, a muchos de ellos no les gusta escribir. Como dijo Charles Darwin, “la vida del naturalista sería dichosa si solo
tuviera que observar, sin escribir nunca” (citado por Trelease, 1958).
La mayoría de los científicos actuales no han tenido oportunidad de seguir un curso formal de redacción científica. Cuando fueron estudiantes
graduados, aprendieron a imitar el estilo y el método de sus profesores y de
otros autores. Algunos, a pesar de todo, se convirtieron de todas formas en
buenos redactores. Muchos, sin embargo, solo aprendieron a imitar todo lo
que había de incorrecto en la prosa y el estilo de los autores que los precedieron, perpetuando así sus errores.
La finalidad de este libro es ayudar a los científicos y estudiantes de todas las disciplinas científicas a preparar manuscritos que tengan grandes
probabilidades de ser aceptados para su publicación y de ser perfectamente
entendidos cuando se publiquen. Como los requisitos exigidos por las revistas varían mucho según las disciplinas, e incluso dentro de una misma disciplina, no es posible hacer recomendaciones que sean universalmente
aceptables. En este libro presento algunos principios básicos aceptados en
la mayoría de las disciplinas.
Permítanme, los que comparten mi enorme admiración por Cómo escribir y publicar trabajos científicos, decir algo sobre su historia. La preparación de esta obra comenzó hace muchos años, cuando impartí un seminario
sobre redacción científica para graduados en el Instituto de Microbiología
de la Universidad Rutgers. Aprendí rápidamente que los graduados en ciencias querían y necesitaban información práctica sobre cómo escribir. Si les
hablaba de las ventajas e inconvenientes de la pasiva refleja, mis estudiantes se dormían; pero si les explicaba cómo organizar los datos en un cuadro,
permanecían totalmente despiertos. Por ello, cuando más tarde publiqué un
artículo (Day, 1975) basado en mis antiguas notas de clase, adopté un método francamente práctico. El artículo se hizo sorprendentemente popular y
ello llevó, de forma natural, a la publicación de la primera edición de este
libro.
Y la primera edición condujo de forma natural a la segunda, la tercera,
la cuarta y, ahora, a la quinta. Como este texto se utiliza hoy en los programas de enseñanza de varios centenares de escuelas superiores y universidades, parece conveniente actualizarlo. Doy las gracias a los lectores que amablemente formularon comentarios y críticas a las ediciones anteriores, e
invito ahora a que se me envíen nuevas sugerencias y comentarios que puedan mejorar futuras ediciones. (Se me puede escribir a la atención de mi
editor, The Oryx Press, 4041 North Central at Indian School Road, Phoenix, AZ 85012-3397.)