Tratamiento de datos y azar, pregunta formulada por juarosales63, hace 7 meses

alguien sabe la respuesta a esto escribe tres razones por las que es fundamental ejercer la ciudadana sustantiva

Respuestas a la pregunta

Contestado por jj29052008
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Respuesta:DESDE LAS CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS y los estudios sociales especializados en procesos políticos, Rosalía Winocur y Roberto Gutiérrez rompen con el esquema tradicional, impuesto, de entender a la ciudadanía, la participación y los derechos como una serie de atributos jurídicos, estáticos y estables, contenidos en disposiciones legales y obligadamente comprendidos de la misma manera por juristas y, en consecuencia, así debería ser para una ciudadanía homogénea y controlada desde arriba.

El libro es resultado de una investigación básica e inédita que permite con su análisis abrir nuevas sendas de explicación y articularlas con otros métodos y fuentes de información para enriquecer el panorama de la participación en la ciudad. El objetivo es conocer y tipificar las modalidades de participación civil y política de los ciudadanos en el Distrito Federal. Se estudia la participación que se da en diversos ámbitos sociales: el comunitario, el político y el institucional. Aunque en realidad el libro va más allá. Nos da una idea completa de las representaciones que los capitalinos tenemos sobre la ciudadanía. Nos ofrece una imagen certera de los derechos y las responsabilidades que asumen o no los propios ciudadanos, y nos presenta las formas en que la gente participa y cómo las interpreta. Finalmente, nos dice lo que los ciudadanos consideran acerca de los medios, los partidos y los institutos electorales.

Hablar así de las prácticas y las representaciones de los ciudadanos sobre esta materia es, en efecto, referirnos a la cultura política. Pero, ¿cómo entenderla? Conozco varios trabajos previos de los autores; por ejemplo, el de Rosalía sobre los enfoques metodológicos para el estudio de la cultura política en México; o el de Roberto, sobre "Información y democracia", y otros también referidos a la cultura política. Por estos antecedentes, me parece que este libro no sólo recoge esas experiencias sino intenta ir más allá buscando una síntesis, utilizando entrevistas y organizando sus resultados en categorías medibles.

En una lectura lineal, de principio a fin, el texto aparece como una acumulación sucesiva de impresiones. Una lectura sencilla de datos, porcentajes e interpretaciones seleccionados sobre una guía de preguntas. Parece, inicialmente, que son cifras recogidas por una encuesta más o menos cerrada, con preguntas y respuestas más o menos definidas por el investigador, como cualquier empresa de encuestas de opinión o de mercadotecnia hace rutinariamente. No obstante, es la propia lectura nos va dejando la sensación de que esos resultados son más enriquecedores, y uno empieza a saborear la relación que existe entre la narración, aunque escueta, y las cifras. En realidad, de lo que se trata es de exponer 193 entrevistas semicerradas, o semiabiertas, como se prefiera, seleccionadas por sexo, edad, escolaridad y lugar de residencia, además de una variable que me parece fundamental, ocupación, incorporando a trabajadores y empleados del sector público y privado; académicos, profesionistas y estudiantes; comerciantes y empresarios, amas de casa y sector informal. De tal forma que los porcentajes se fueron dando a partir de un esfuerzo enorme de clasificación de una variedad de respuestas, lo que muestra la riqueza de los resultados y, sobre todo, la diferencia sustancial con respecto a otras encuestas estandarizadas sobre valores y cultura política que realizan a cada rato organismos e instituciones.

El libro lo edita el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF). Siempre he pensado que la visión de estas instituciones, por obvias razones, se enfocaba más al aprendizaje de la percepción de la ciudadanía con respecto a ellas mismas, su actuación y en relación con el derecho al voto, como única razón posible para entender a su vez la actuación y la participación política en general. Para beneplácito del IEDF, y en su caso del IFE, se muestra aquí, como Winocur y Gutiérrez lo señalan:

[...] un reconocimiento ciudadano del voto como un derecho que no es cuestionado en términos de su legitimidad en el proceso de construcción de la representación política [...]; no se ha producido un cuestionamiento severo de los procedimientos institucionales [...]; la credibilidad ganada por el IFE/IEDF es un factor que interviene positivamente (p. 160).

Claro que esta encuesta/entrevista se realizó en 2005, pues las preguntas realizadas se contextualizan con otras referidas al desafuero de López Obrador o a la marcha contra la inseguridad, es decir, antes de los comicios de 2006, que enfrentaron un grave cuestionamiento del proceder institucional, al menos del propio IFE. Aplicar hoy una encuesta de este tipo quizás generaría resultados distintos.

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