Castellano, pregunta formulada por marina5695, hace 11 meses

¿Alguien que me pueda ayudar a conseguir un poema de estrofas parisílabas, con rimas consonantes o perfectas, con mínimo 2 trampas poéticas y 2 figuras literarias?
¡¡Ayudaaaa!!, por favor, no encuentro ninguno que cumpla con ello, me es urgente. ⚠️⚠️

Respuestas a la pregunta

Contestado por TuskaToy
1

Respuesta:

1.-A un que panal de rica miel

dos mil moscas acudieron

que por golosas murieron

presas de patas en él.

2.-Mas la fortuna, de mi mal no harta,

me aflige, y de un trabajo en otro lleva;

ya de la patria, ya del bien me aparta;

ya mi paciencia en mil maneras prueba;

y lo que siento más es que la carta

donde mi pluma en tu alabanza mueva,

poniendo en su lugar cuidados vanos,

me quita y me arrebata de las manos.

3.-Otra mosca en un pastel

enterró su golosina.

Así, si bien se examina,

los humanos corazones

perecen en las prisiones

del vicio que los domina.

4.-Canta pájaro en la enramada

selva a su amor, que por el verde suelo

no ha visto el cazador que con desvelo

le está escuchando, la bullesta armada

5-En tanto no te ofenda ni te harte

tratar del campo y soledad que amaste,

ni desdeñes aquesta inculta parte

de mi estilo, que en algo ya estimaste.

Entre las armas del sangriento Marte,

do apenas hay quien su furor contraste,

hurté de tiempo aquesta breve suma,

tomando, ora la espada, ora la pluma.

6.-Hoy se abren las ventanas a la fe, sin temor,

hoy los cuerpos del frío recobran su calor.

7.-Sin duda el verte presa, encarcelada,

La codicia del oro macilento,

Ira de Dios al hombre encaminada.

8.-Por el pan de agonía, miseria, hambre y dolor,

se cerraron espacios a la paz y al amor.


TuskaToy: fuguras
Contestado por fmlreyesrom4
0

este no se si te sirva pero fue lo que encontré

La Maestra era pura. "Los suaves hortelanos",

decía, "de este predio, que es predio de Jesús,

han de conservar puros los ojos y las manos,

guardar claros sus óleos, para dar clara luz".

   La Maestra era pobre. Su reino no es humano.

(Así en el doloroso sembrador de Israel.)

Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano

¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!

   La Maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!

Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.

Por sobre la sandalia rota y enrojecida,

tal sonrisa, la insigne flor de su santidad.

   ¡Dulce ser! En su río de mieles, caudaloso,

largamente abrevaba sus tigres el dolor!

Los hierros que le abrieron el pecho generoso

¡más anchas le dejaron las cuencas del amor!

   ¡Oh, labriego, cuyo hijo de su labio aprendía

el himno y la plegaria, nunca viste el fulgor

del lucero cautivo que en sus carnes ardía:

pasaste sin besar su corazón en flor!

   Campesina, ¿recuerdas que alguna vez prendiste

su nombre a un comentario brutal o baladí?

Cien veces la miraste, ninguna vez la viste

¡y en el solar de tu hijo, de ella hay más que de ti!

   Pasó por él su fina, su delicada esteva,

abriendo surcos donde alojar perfección.

La albada de virtudes de que lento se nieva

es suya. Campesina, ¿no le pides perdón?

   Daba sombra por una selva su encina hendida

el día en que la muerte la convidó a partir.

Pensando en que su madre la esperaba dormida,

a La de Ojos Profundos se dio sin resistir.

   Y en su Dios se ha dormido, como en cojín de luna;

almohada de sus sienes, una constelación;

canta el Padre para ella sus canciones de cuna

¡y la paz llueve largo sobre su corazón!

   Como un henchido vaso, traía el alma hecha

para volcar aljófares sobre la humanidad;

y era su vida humana la dilatada brecha

que suele abrirse el Padre para echar claridad.

   Por eso aún el polvo de sus huesos sustenta

púrpura de rosales de violento llamear.

¡Y el cuidador de tumbas, cómo aroma, me cuenta,

las plantas del que huella sus huesos, al pasar!

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