Alguien podría ayudarme hacer la reseña crítica “ El otro jardín del edén”
De la autora Anamari Gomis
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
aqui esta la reseña ...
Explicación:
Alguna vez escribí: "El corazón, esa zona secreta donde llevamos inscritos el Paraíso y su dolor como un tatuaje profundo". ¿A qué dolor me refería? No lo sé con precisión. Muchas veces cuando escribo obedezco las voces interiores de las palabras y ellas me dictan. No es que sea poeta, soy narradora pero reconozco el poder del lenguaje como un río de latidos que palpitan en el tiempo. Si nos paramos a escuchar, nos revelan mensajes fulgurantes, tesoros inusitados.
Pero regreso al dolor del Paraíso: supongo que es porque siempre estamos lamentando la pérdida de algún edén, el más precioso de todos: el propio. Quien diga que no, miente soberana y alevosamente. Según los estudiosos, en el Corán la imagen del paraíso refiere a un jardín con árboles en flor, arroyos cristalinos, almohadas de seda y hermosas huríes, esas vírgenes consagradas al placer de los bienaventurados.
“Gan Eden” es el término hebreo para designar el jardín del Edén. Es fácil equipararlo al paraíso con el que estamos familiarizados, pero hay una diferencia fundamental: Gan Eden es un lugar nunca visto por ojos mortales. Es decir, que todo lo que podamos mencionar de él, es en realidad obra de nuestra propia imaginación... y deseo.
Desde que fuimos arrojados de ese lugar idílico —llámese Topus Uranus, vientre materno, inconsciente, océano proteico— hombres y mujeres hemos tenido que urdir mundos alternos para la sobrevivencia cotidiana. Algunos lo hacen a través de las religiones, otros a través del sexo y otros placeres carnales, otros a través del juego ya sea en su versión canónica como las variantes del Casino, o ya sea en las versiones cuasi holográficas que brinda la tecnología digital. Pero hay un paraíso que está implícito en todos los goces terrenales: la imaginación. ¿Hasta qué punto poseer al hombre más apetecible del planeta —digamos George Clooney— basta por sí solo? ¿Hasta dónde cabalgar a una compañera de trabajo que nos recuerda a Jennifer López, puede ser una fantasía que valga la pena, si no es para avivarla a gusto y modo en nuestra imaginación?