Castellano, pregunta formulada por tatiana221, hace 1 año

Alguien me puede ayudar a escribir la escena de moriarte y sherlok homes en modo teatral o literal es urgente porfa ayudenmen

Respuestas a la pregunta

Contestado por merlysuarez37
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Desde la elección del título, Sherlock (producción de la BBC, 2010-2012, cuyo principal artífice es el hiperactivo Steven Moffat) apuesta por la reinvención dentro del terreno conocido: una de las escasas ocasiones en que una adaptación del personaje de Conan Doyle no contiene el apellido del protagonista. Movimiento ligeramente atrevido pero que funciona como temprana declaración de principios: esto es lo mismo, pero no lo de siempre. La premisa es casi original: un Sherlock Holmes que vive y respira en el siglo XXI, sin que exista el mínimo rastro de su equivalente victoriano en ningún sitio.

Cada aventura de este Sherlock funciona en varios niveles; quizá la mayor audacia de sus guionistas sea la traslación de pequeños detalles presentes en la obra original, situada a finales del siglo XIX. La cuidadosa sustitución de telegramas por mensajes de texto; la inserción de Watson recorriendo un terreno en nombre de Holmes – justo como en la obra original – pero informándole a través de una videollamada en un iPad y no de una carta; Irene Adler custodia las fotografías que comprometen a la realeza en un smartphone y no en un sobre. El compromiso con la puesta al día es total y se deriva principalmente de la vocación creadora de Moffat, quien ya ha ejecutado proyectos similares durante su estancia en Doctor Who, donde ha desarrollado una de las mejores etapas de la serie o la creación de Jekyll, el primer experimento de la BBC en este sentido: una puesta al día del clásico Dr. Jekyll and Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson. De forma tímida (no se desprende totalmente del original, a diferencia de Sherlock: su Jekyll es en realidad una secuela ambientada en la contemporaneidad), Moffat y su equipo ponían las bases para lo que más tarde sería la reinvención total de un clásico perfectamente conocido. Sherlock es más arriesgado: lejos de hacer una secuela, Moffat se atrevió, con impulso un tanto iconoclasta, a reescribir (prácticamente: recrear) totalmente un personaje clásico para situarlo en la época contemporánea.

Con todo, el mérito de la serie no se encuentra totalmente en los guiones de Moffat, sólidos pero con fallos evidentes: los rumbos de la trama, principalmente, parecen a veces ligeramente torpes, mal narrados: es sencillo encontrar ciertos pequeños huecos de la acción; ni en la dirección, un trabajo funcional y estéticamente bien logrado pero que peca por momentos de cierta aireà la Guy Ritchie que se torna insoportable. Claro: el estilo no es exclusivo de Sherlock o de Guy Ritchie; guarda ciertas similitudes con el cinema del caos, aunque muchísimo más atendible, y también ha sido puesto en práctica por más gente en tierras británicas. Mírese como ejemplo esta escena de 28 webers late, secuela de otra destacarle puesta al día de un mito ya consolidado:

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