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1. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA ISLÁMICA
El arte musulmán se caracteriza por la riqueza de su decoración mediante motivos geométricos, caligráficos y vegetales que crean bellos arabescos y lacerías y por la diversidad estética, enriquecida por los aportes bizantinos, mesopotámicos y persas de las primeras etapas de su formación, y posteriormente con la difusión del Islam por los diferentes territorios geográficos se fue enriqueciendo con peculiaridades locales y regionales en los diferentes periodos históricos omeya, abbasí, fatimí, aglabí, almohade, etc.
Una de las facetas más brillantes del arte islámico fue la arquitectura. Los edificios de carácter civil y religioso se caracterizan por la complejidad técnica y por su gran belleza, evitando la sensación de vacío. Las paredes de los monumentos están embellecidas con decoraciones con cubiertas de cerámica, mosaicos o azulejos, piedra esculpida y mármoles tallados. La decoración transforma los espacios sobre los que se aplica buscando efectos tridimensionales y de continuidad espacial, partiendo de unos sólidos conocimientos matemáticos y sobre la base de principios básicos como la repetición, y la mezcla de materiales y texturas, las formas geométricas (cuadrado, círculo, polígono) se constituyen en módulos que se superponen y repiten convirtiéndose en motivos decorativos que transmiten una sensación de fluidez espacial. En un primer momento se empleó el arco de medio punto sobre columnas, de tradición bizantina, pero enseguida se elaboró el arco de herradura, arco lanceolado, arco trilobulado o polilobulado, arco peraltado o rebajado, y arco angrelado.
El iwan era una sala cubierta por una bóveda de cañón, completamente cubierta por uno de sus lados y que con el tiempo formaba parte de los patios, por ejemplo en las mezquitas, en forma de amplio portal con la parte frontal abierta por un alto arco inscrito en un rectángulo y el techo unido a la pared del fondo por medio de mocárabes.
En la construcción en piedra se consiguen efectos de policromía alternando piedras oscuras y claras, como en la Mezquita Omeya de Hama, o alternando capas de piedras y capas de ladrillos. También se cubren paredes con placas de mármol de diferentes colores, que gracias a sus cortes, dibujan diferentes motivos geométricos: cuadrados, rombos, círculos, etc. como en la Cúpula de la Roca.
La técnica de ladrillo es otra técnica arquitectónica que ofrece buenas características mecánicas como la resistencia a la compresión y escasa resistencia a la tensión. Además, se fabrica en serie por moldeado, con formato constante. Se emplea sobre todo en el arco, la bóveda y la cúpula.
Su colocación juega con la sombra y la luz, ritmos y motivos, como por ejemplo la colocación, en avance y retroceso, con efectos de luz y sombra y de tejido o cestería como en la madrasa de Qal´a en Bagdad.
En la Mezquita de Al-Azhar (970) se empleó la técnica de ladrillo estucado.
Otra técnica de ladrillo para conseguir policromía es la cerámica mural, decorando con ladrillos esmaltados o con mosaicos de azulejos.
Otras técnicas arquitectónicas emplean el bronce, como es el caso de la arquitectura del del siglo XIV en El Cairo para las puertas de edificios religiosos con mocárabe geométrico como el Pórtico del bimaristán de Nur-al-Din, de Damasco (1154).
Entre las técnicas ornamentales se empleó la pintura mural, utilizada casi exclusivamente en arquitectura civil. Se conservan pocas pinturas y en mal estado. Algunos de los más destacados son los murales de los palacios de Qusayr Amra en Jordania, Qasr al-Hayr en Siria, y Yawsaq al-Jaqani (836-839) y Djawsak Khakani ambos en Samarra. Se trata de pinturas figurativas, que muestran una rica iconografía del mundo cotidiano: escenas de baño, atletismo, etc.
También se empleó en una primera época del arte islámico el mosaico en la decoración de mezquitas, palacios, alcazabas y baños. Pero, su uso decae rápidamente, llegando casi a desaparecer a mediados del siglo VIII.
Otra técnica ornamental de construcción en piedra es el estuco, fácil de moldear que se adapta a los diferentes soportes arquitectónicos como por ejemplo las bóvedas. El estuco es un revestimiento de yeso, obtenido por calcinación de la roca natural o de cal, que se decora con cincelado. Se puede ver este tipo de decoración por ejemplo en Qasr al-Gharbi (728) de Siria.
Destacan en la arquitectura islámica tres grandes temáticas: la vegetación, la geometría y la escritura.
Los motivos vegetales en época omeya eran sobre todo hojas de acanto, pámpanos, racimos de uvas y palmetas. En el siglo XI predomina una palmeta trilobada constituida por hojas bífidas curvadas, acoladas simétricamente y que se unen por sus extremos y sobre este motivo básico se injertan otros elementos anexos. Un modelo que se evoca a menudo es el árbol de la vida, símbolo mesopotámico de la resurrección y la inmortalidad.