alguien me da un breve resumen de el cuento La posada de las dos brujas?
Respuestas a la pregunta
pone en funcionamiento una estrategia narrativa particular. La historia es narrada por un lector. Ese lector dice que, en una librería de usados de Londres, encontró un manuscrito de mediados del siglo XIX, en una caja de libros Viejos y de poco valor, y refiere la historia que descubrió en aquellas hojas, el relato de una experiencia vivida por un oficial inglés.El narrador de La posada de las dos brujas realiza una serie de comentarios en primera persona para luego pasar a la tercera y contar los episodios que involucran al inglés. Asimismo, emplea una segunda persona (por ejemplo, "No se imaginen ... ") para dirigirse al lector de su relato y establece con él una relación de complicidad, que es posible entre pares (recordemos que él también es un lector). Esa segunda persona se transforma, en algunos casos, en una primera del plural que confirma una relación de igual a igual (por ejemplo, "Hemos avanzado mucho ... ").Tenemos así una situación en la que un lector (nosotros) conoce por otro lector (el narrador) una historia que descubrió en una caja y que fue contada por su protagonista. Se produce un efecto de mediatización respecto de los hechos contados: el lector de La posada de las dos brujas recibe la historia desde el punto de vista de alguien que conoció los acontecimientos a través de uno de los protagonistas.El relato recupera dos puntos de vista, el de Edgar Byrne y el del lector del texto de Byrne. El narrador, al principio, se esfuerza por marcar las diferentes perspectivas y las apreciaciones que corresponden al oficial aparecen con expresiones como "dice Mr. Byrne en su relato" o "según lo describe Byrne". Luego, cuando el peligro que corre el inglés crece, el narrador abandona la distancia y se aproxima al personaje. En algunas partes del relato, en las que es preciso que el lector se acerque a la historia que se cuenta y a su protagonista, el narrador refiere directamente las palabras de Byrne entre comillas." [ ... ] El silencio era profundo y yo había llegado a la conclusión, no sin sorpresa, de que al parecer no había perros en la aldea, cuando oí un gruñido sordo, y de un fétido callejón entre dos chozas emergió un feo perro con la cola entre las patas. Se escabulló en silencio mostrándome los dientes mientras corría delante de mí, y desapareció de modo tan súbito que podría haber sido la sucia encarnación del Malo. Hubo algo tan sobrenatural en el modo en que apareció y desapareció, que mi espíritu, ya no muy alto, se deprimió más por la visión repugnante de esta criatura, como si hubiera sido un presagio de mala suerte."Nadie como el protagonista podría expresar con mayor intensidad lo que sintió al desembarcar en la aldea desierta. La identificación del lector con las sensaciones y preocupaciones del personaje se logra con eficacia a través de una primera persona. En otras partes del relato, se emplea la tercera desde el punto de vista del protagonista y se produce un efecto similar al de la primrera persona:El corazón empezó a latirle de modo tumultuoso, cargado con la impresión de las soledades que había venido atravesando durante las últimas seis horas, y el sentimiento opresivo de un mundo deshabitado.Finalmente, es conveniente aclarar que el oficial vivió la experiencia a los veintidós años, en 1813; pero la escribió a mediados del siglo XIX, cuando ya tenía sesenta años y su mirada era la de un hombre experimentado. Esta narración produce otro distanciamiento que se suma a los mencionados con anterioridad: la aventura que lee el narrador no ha sido contada por el joven que la vivió, sino por el adulto que la recuerda.
La posada de las dos brujas pone en funcionamiento una estrategia narrativa particular. La historia es narrada por un lector. Ese lector dice que, en una librería de usados de Londres, encontró un manuscrito de mediados del siglo XIX, en una caja de libros Viejos y de poco valor, y refiere la historia que descubrió en aquellas hojas, el relato de una experiencia vivida por un oficial inglés.
El narrador de La posada de las dos brujas realiza una serie de comentarios en primera persona para luego pasar a la tercera y contar los episodios que involucran al inglés. Asimismo, emplea una segunda persona (por ejemplo, "No se imaginen ... ") para dirigirse al lector de su relato y establece con él una relación de complicidad, que es posible entre pares (recordemos que él también es un lector). Esa segunda persona se transforma, en algunos casos, en una primera del plural que confirma una relación de igual a igual (por ejemplo, "Hemos avanzado mucho ... ").
Tenemos así una situación en la que un lector (nosotros) conoce por otro lector (el narrador) una historia que descubrió en una caja y que fue contada por su protagonista. Se produce un efecto de mediatización respecto de los hechos contados: el lector de La posada de las dos brujas recibe la historia desde el punto de vista de alguien que conoció los acontecimientos a través de uno de los protagonistas.
El relato recupera dos puntos de vista, el de Edgar Byrne y el del lector del texto de Byrne. El narrador, al principio, se esfuerza por marcar las diferentes perspectivas y las apreciaciones que corresponden al oficial aparecen con expresiones como "dice Mr. Byrne en su relato" o "según lo describe Byrne". Luego, cuando el peligro que corre el inglés crece, el narrador abandona la distancia y se aproxima al personaje. En algunas partes del relato, en las que es preciso que el lector se acerque a la historia que se cuenta y a su protagonista, el narrador refiere directamente las palabras de Byrne entre comillas.
" [ ... ] El silencio era profundo y yo había llegado a la conclusión, no sin sorpresa, de que al parecer no había perros en la aldea, cuando oí un gruñido sordo, y de un fétido callejón entre dos chozas emergió un feo perro con la cola entre las patas. Se escabulló en silencio mostrándome los dientes mientras corría delante de mí, y desapareció de modo tan súbito que podría haber sido la sucia encarnación del Malo. Hubo algo tan sobrenatural en el modo en que apareció y desapareció, que mi espíritu, ya no muy alto, se deprimió más por la visión repugnante de esta criatura, como si hubiera sido un presagio de mala suerte."
Nadie como el protagonista podría expresar con mayor intensidad lo que sintió al desembarcar en la aldea desierta. La identificación del lector con las sensaciones y preocupaciones del personaje se logra con eficacia a través de una primera persona. En otras partes del relato, se emplea la tercera desde el punto de vista del protagonista y se produce un efecto similar al de la primrera persona:
El corazón empezó a latirle de modo tumultuoso, cargado con la impresión de las soledades que había venido atravesando durante las últimas seis horas, y el sentimiento opresivo de un mundo deshabitado.
Finalmente, es conveniente aclarar que el oficial vivió la experiencia a los veintidós años, en 1813; pero la escribió a mediados del siglo XIX, cuando ya tenía sesenta años y su mirada era la de un hombre experimentado. Esta narración produce otro distanciamiento que se suma a los mencionados con anterioridad: la aventura que lee el narrador no ha sido contada por el joven que la vivió, sino por el adulto que la recuerda.