alguien me cuenta una cuento sobre la historia en autoria
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
ahi ta
Explicación:
La nieve caía con fuerza afuera. Alberto miró por la ventana, complacido ante aquella imagen.
Bien, la temporada de esquí será buena este año.
Sí, eso espero –dijo Bruno, su hermano mayor. Su tono de voz apagado denotaba algo de pesimismo. – La crisis está afectando mucho al municipio. Esto no pinta bien.
La situación empeoraba año tras año. La única fábrica había cerrado hacía tres años y muchas empresas pequeñas habían abandonado su lucha de mantenerse a flote.
Hay que ser optimistas –dijo Carlos, el mayor de los tres – Vendrán tiempos mejores.
Alberto y Bruno se miraron con resignación. Aunque Carlos era el mayor y siempre había sido el más sabio y precavido, no creían que el municipio pudiera salir a flote de esa situación.
Carlos, que intentaba avivar el fuego de la chimenea, se dirigió a sus hermanos pequeños con determinación.
Tengo una idea. Tendríamos que relanzar la industria en el pueblo.
¿Qué? –Alberto no podría creer lo que oía.
Lo que oyes. ¿Y si abrimos nosotros los negocios?
Bruno resopló.
– No creo que sea buena idea. – dijo este.
¿Por qué no? Hay tres naves abandonadas. Las tendríamos que reformar, pero darían mucho de sí.
Eso implica dedicación. – Si en algo destacaba Alberto era por disfrutar del ocio. Era trabajador, pero si conocía de alguna actividad por hacer, prefería dedicarle tiempo a ello que no a trabajar. Y ahora que empezaría la temporada de esquí, no se la perdería por nada del mundo.
Los tres hermanos se miraron en silencio. Se oía el sonido de los troncos crepitando por el fuego de la chimenea.
Carlos negó con la cabeza.
Chicos, es nuestra oportunidad. Generaríamos puestos de trabajo y ayudaríamos a que el municipio saliera del pozo. Mirad, uno podría crear una empresa de reciclaje de residuos , el otro de elaboración de vino y el otro, de fabricación de componentes para la empresa de vehículos que tenemos al lado.
No sé, yo no lo veo claro. Demasiado complicado – Alberto no quería meterse en líos de responsabilidades.
Podría funcionar, pero nos falta dinero y…
Por dinero no será, Bruno. –le cortó Carlos- Hay subvenciones a punta pala.
Fue entonces cuando Carlos fue a buscar su cartera y puso sobre la mesa toda una serie de papeles que ni Alberto ni Bruno entendían.
Carlos les explicó que ya había recabado toda la documentación que tendrían que rellenar y presentar, así como los planos de las naves y varios presupuestos para reformarlas.
Vaya, lo tienes todo atado–dijo Bruno, el hermano mediano.
Sí
Todo parecía decidido, cuando Alberto expuso su gran temor.
Te olvidas de una cosa. ¿Y si viene él?
¡Por favor Alberto! Eso son tonterías.
¿Ah, sí? No creo que sea una tontería el que en nuestro municipio cualquier empresa tiene accidentes de trabajo en todos sus trabajadores. Él vendrá a por nosotros.
Carlos dio un golpe sobre la mesa.
No pienso aceptar que unos cuentos de viejas frenen nuestros negocios.
Carlos, sabes que él existe – dijo Bruno- y querrá atacarnos.
El miedo nos hará ser débiles. Hay que relanzar nuestro municipio sí o sí.
Carlos consiguió convencer a sus hermanos para reformar las naves y emprender los negocios.
Sin embargo, entre Alberto y Bruno se palpaba el temor a aquello que nadie sabía qué era ni que aspecto tenía. Lo nombraban Riesgo.
El otoño avanzaba y cada hermano asumió el mando de la reforma y del diseño de cada nave, así como de todo lo relativo a instrucciones de trabajo, medidas de seguridad, protocolos y un largo etcétera que solo de pensarlo, a Alberto le entraban ganas de bostezar.