albun sobre como las familias emfrentaron a la pamdemia en el aspecto económico sanitario y educativo
Respuestas a la pregunta
Explicación:Las siguientes historias de distintas partes del mundo son solo varios ejemplos que demuestran que las transferencias en efectivo están produciendo cambios reales en las vidas de algunos de los niños más vulnerables y sus familias: Incluso antes de la pandemia, el 66% de los niños de Sierra Leona vivían en la pobreza. Ahora que la economía de millones de familias se ha precarizado aún más, el riesgo de que los niños sufran violencia, abuso y abandono es todavía mayor.
Isatu, una comerciante informal de Freetown, la capital de Sierra Leona, asegura que las ventas se han reducido enormemente desde que empezó la pandemia. “Algunas veces no he tenido dinero suficiente para comprar comida y mis hijos solo han podido alimentarse de papillas de harina de mandioca con azúcar para cenar”.
Un programa de emergencia de transferencias en efectivo impulsado por el gobierno y dirigido a los trabajadores informales de las zonas urbanas ha proporcionado un sustento a las familias que encuentran dificultades para tener con qué alimentarse, como es el caso de Isatu. Las transferencias en efectivo de emergencia la han ayudado a diversificar su negocio, tal y como ella misma explica: ahora, además de materiales escolares, también puede vender jabón en polvo para cubrir las necesidades de su familia.
“Las ventas han mejorado, así que he podido comprar alimentos de mejor calidad para mis hijos” afirma. “Me alegra haber podido [ahorrar algo de dinero para] ayudarlos a preparar el regreso a la escuela en octubre”.
UNICEF y el Banco Mundial están ayudando al gobierno a reforzar los beneficios del programa proporcionándoles a las familias acceso a información y servicios sociales fundamentales para temas como, por ejemplo, la violencia de género.
En Tailandia se está trabajando incansablemente para controlar la transmisión de la COVID-19, pero los graves efectos sociales y económicos sobre las familias más vulnerables del país ya se están haciendo notar. Ante el decrecimiento de casi un 8% de la economía tailandesa que se espera para este año, UNICEF y sus aliados han promovido medidas para reducir el impacto de la crisis sobre los niños y sus familias. Como resultado, el gobierno está proporcionando un suplemento de tres meses a los destinatarios de los programas de transferencias en efectivo que beneficiará a unos 8 millones de familias, incluida la de Tukta.
“Mis hijos deben tener más oportunidades que las que yo tuve para acceder a una escolarización adecuada, y este dinero contribuirá a su educación”, dice Tukta refiriéndose a los 1.000 baht (32 dólares) adicionales que recibe cada mes como parte del programa.Tayikistán, uno de los países del mundo que más depende de las remesas de fondos, se ha visto particularmente afectado por la crisis mundial. Un informe publicado por el Banco Mundial en julio reveló que el 40% de las familias del país declararon haber disminuido su consumo de alimentos desde el comienzo de la pandemia. La peor parte se la llevaron los hogares de bajos ingresos, sobre todo cuando comenzaron a agotarse las ayudas económicas que recibían de los familiares que trabajaban en el extranjero.
El gobierno de Tayikistán, con ayuda del Banco Mundial, ha estado proporcionando transferencias en efectivo de emergencia a las familias de bajos ingresos con hijos pequeños: más de las 25.000 familias más pobres del país que tienen hijos menores de tres años han recibido un pago único de 500 somonis (unos 50 dólares) para ayudar a cubrir las necesidades esenciales durante la crisis, como los alimentos y las medicinas. UNICEF y sus aliados han complementado estos esfuerzos enviando mensajes a las familias con información para promover una nutrición adecuada y las mejores prácticas de crianza a fin de proteger la salud de los niños y ayudarlos a desarrollar su potencial.El estricto confinamiento de Guatemala fue especialmente devastador para casi un 60% de la población que ya vivía en la pobreza. Telma fue una de los muchos madres y padres que perdieron su principal fuente de ingresos durante la pandemia y que se vieron obligados a luchar para encontrar una forma de alimentar a su familia.
Sin embargo, gracias a las ayudas en efectivo de un programa del gobierno respaldado por UNICEF y el Banco Mundial, Telma ha podido encontrar una nueva fuente de ingresos fabricando mascarillas de protección contra la COVID-19.
La prioridad de Telma cuando recibió la prestación en efectivo fue comprar comida para sus hijos. “Mi mayor miedo era no poder permitirme comprarles comida”, confiesa. Otra parte del dinero la destina a comprar la harina con la que hace tortitas que vende para poder llegar a fin de mes. Telma añade que, con el dinero restante, también pudo comprar tela para hacer mascarillas utilizando un patrón que se descargó de internet. “Hago mascarillas reutilizables y las vendo”.