Alberto compró revistas a S/ 72 la docena y disco (DVD) a S/ 40 la docena. Si la cuenta total ha sido de S/ 74. ¿De cuántas formas se pudo realizar la compra pagando siempre lo mismo
Respuestas a la pregunta
Explicación paso a paso:
El cuento está narrado en primera persona por el personaje de Lucas Lucatero. Comienza con él maldiciendo a las mujeres de negro y con escapulario que han venido, en procesión, a verlo en pleno mediodía. Él sabe qué es lo que ellas pretenden y por eso se esconde en el patio de su casa y se quita el pantalón, de manera que cuando ellas lleguen, se horroricen y no se animen a acercarse. Pero ellas no se desaniman y le cuentan que vienen desde la ciudad de Amula a verlo a él. Para sí mismo, Lucatero las maldice y da a entender que él ya sabe quién es cada una de ellas y qué le van a pedir, pero decide hacerse el desentendido con ellas; las invita a sentarse y les ofrece algo de comer.
Enseguida, una de las mujeres le dice que le traen un encargo y le pregunta primero si él la conoce. Él dice que cree conocerla y le pregunta si su nombre no es Pancha Fregoso, la que se dejó robar por Homobono Ramos. Ella responde que sí es Pancha, pero que nadie se la llevó a ella, sino que ambos se perdieron buscando bayas, y le reprocha entonces que sea tan mal pensado. Nuevamente, Lucas les ofrece agua, y las diez mujeres, vestidas de negro, aceptan.
En cuanto ellas empiezan a contarle la razón de su visita, el narrador las evade, diciendo que debe ir al corral a buscar unos huevos, y en el camino planea no regresar, sino escaparse por una puerta trasera. En el corral, ve de pronto el montón de piedras amontonado en una esquina y, al darse cuenta de que tiene forma de sepultura, empieza a desparramar las piedras por todas partes. Reniega de que esas mujeres lo hayan hecho trabajar y luego regresa a donde están ellas y les regala unos huevos, pero les advierte, a modo de broma, que no los pongan entre los senos, pues los huevos se pueden empollar, y ellas responden que tampoco están tan calientes.
El narrador dice que sabe que estas mujeres son de la Congregación de Amula y lo buscan desde enero, cuando desapareció Anacleto Morones. Es por eso que él intenta evadirlas y alargar la charla, para que se haga de noche y tengan que irse, ya que seguro no aceptarían la indecencia de quedarse a dormir en su casa.
Lucatero coquetea con una de las mujeres, y ella le recuerda que es Nieves García y que fue su amante, pero él la abandonó cuando estaba embarazada; él evade esa historia y se justifica diciendo que entonces estaba con otros asuntos y busca distraer a la mujer hablándole de algunos recuerdos íntimos. Pero Nieves le pide que deje de despertarle malos pensamientos. Evasivo, Lucatero vuelve a salir rumbo al corral, para distraerse de la acusación de Nieves. Al regresar, las mujeres le dicen que Nieves se ha ido porque él la hizo llorar.
Desviando la charla, el narrador pregunta por un hombre llamado Edelmiro y las mujeres le cuentan que murió, argumentando que fue castigado por Dios por acusar a Anacleto de ser un charlatán, y agregan que el juez que llevó a Anacleto a la cárcel corrió la misma suerte. Entonces una de ellas le pregunta a Lucatero si las acompañaría a Amula: ellas quieren que participe de la ceremonia en la que pedirán que canonicen al Niño Anacleto. Como él es su yerno, necesitan que oficie de testigo de las obras de misericordia que aquel hizo antes de hacerse famoso por sus milagros. Con desagrado, el hombre responde que no puede dejar su casa, pero ellas se ofrecen a quedarse para cuidarla con su mujer, la hija del Santo Niño, a lo que él responde que ya no tiene esposa porque la ha echado. Las mujeres se escandalizan y le dicen que podría arreglar sus malas obras confesándose en Amula. Lucatero admite que la última vez que se confesó fue hace quince años, cuando los cristeros estaban a punto de fusilarlo y lo llevaron con un