acciones o normas para el uso adecuado de la información y comunicación que contribuyan el bienestar familiar
Respuestas a la pregunta
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Esté disponible: Encuentre un momento en la agenda atareada de cada uno para hablar de las cosas con tranquilidad. Tener aunque sea 10 minutos por día, sin distracciones, para que usted y su hijo hablen puede marcar una gran diferencia en la creación de buenos hábitos de comunicación. Apague la televisión o la radio. Bríndele su atención completa a su hijo Siéntese y mire a su hijo mientras habla. Esos pocos minutos por día pueden ser muy valiosos.
Sea una persona que sabe escuchar: Al escuchar a su hijo, usted lo ayuda a sentirse amado y valorado. Pregúntele a su hijo qué opina sobre un tema. Si lo que dice su hijo no le queda claro, repita lo que escucha para asegurarse de comprender lo que su hijo intenta decir. No necesita estar de acuerdo con lo que dice su hijo para ser una persona que sabe escuchar. Compartir sus pensamientos con usted ayuda a su hijo a calmarse, para que luego pueda escucharlo a usted.
Demuestre empatía: Esto significa sintonizar con los sentimientos de su hijo y hacerle saber que comprende la situación. Si su hijo está triste o disgustado, una caricia suave o un abrazo pueden hacerle saber que usted comprende esos sentimientos tristes o negativos. No le diga a su hijo qué es lo que él piensa o siente. Permítale a él expresar esos sentimientos. Asegúrese de no minimizar esos sentimientos diciendo cosas como "Es tonto sentirse así" o "Lo comprenderás cuando crezcas". Sus sentimientos son reales para él y deben ser respetados.
Sea un buen ejemplo a seguir: Recuerde que los niños aprenden a través de ejemplos. Utilice las palabras y los tonos de voz que desea que su hijo utilice. Asegúrese de que su tono de voz y lo que usted hace envíen el mismo mensaje. Por ejemplo, si se ríe cuando dice "No, no hagas eso", el mensaje será confuso. Sea claro en sus indicaciones. Una vez que logre transmitir su mensaje, deje de recalcar cuál es el punto principal. Si utiliza palabras para describir sus sentimientos, ayudará a que su hijo aprenda a hacer lo mismo. Cuando los padres usan palabras para describir sentimientos, como "Me pone triste que no hagas lo que te pido", en lugar de gritar o insultar, los niños aprenden a hacer lo mismo.