abía estado meses buscándola y ahora venía hacia mí. Saludó a su tío y me miró sin recono cerme, por supuesto. Mencioné a aquel amigo común, y entonces aceptó con alguna reserva que se acor daba de mi.
Era hermosa. Era lo único que me acordaba de ella y la memoria no me había mentido.
-Me encanta que mi sobrina estudie arquitectura-dijo Carmine-¿Sabe lo que dijo el gran Le Corbusier cuando vino a Buenos Aires y le preguntaron qué se necesitaba para reformar la ciudad?
-Dinamita -dijo Teresa, con cara de haber escuchado muchas veces la misma anécdota.
Aproveché la mención para inventar una excusa.
-Sabía que estudiabas y quería pedirte algunos datos
antes de entrar en la facultad.
-Cómo, ¿usted no estudiaba geografia?
-Quiero cambiarme de carrera-alcancé a inventar. -Será una pérdida para la geografia -dijo el tío.
-Está bien-dijo ella-, pero vayamos a otra parte. Saludé a Carmine. Cuando ya habíamos cerrado la puerta, Carmine volvió a abrirla para alcanzarme el libro que me había regalado. Me di cuenta entonces de que esta ba caminando solo con Teresa (nada nos interrumpía, no había ningún obstáculo) y que no sabía qué decirle. Pensé en contarle la verdad, que la había buscado durante meses y todo eso, pero no lo hice. Mantuve mi excusa increíble. Yo ya había dicho la verdad una vez, y se la había dicho a Daniela, y ahora no podía volver a hacerlo. La verdad le у pertenecía a Daniela. Ahora me tocaba mentir.
Quedamos en vernos al día siguiente. Nos encontra mos en una confitería de la avenida Santa Fe, porque a ella le gustaba esa zona. Fue puntual. Tomamos un café y me habló durante una hora de la carrera de arquitectura, de
los profesores, de los horarios, de los paros que le impe dían estudiar.
Como había mantenido esa excusa para verla, no me quedaba más remedio que escuchar. Era muy raro el con traste entre su cara, tan hermosa, y todo el aburrimiento que emanaba de su persona. No podían coincidir en un mismo cuerpo.
-¿Tenés auto o moto?-me preguntó mientras mirába mos vidrieras.
-Ni auto ni moto.
-Lástima. Una vez tuve un novio que no tenía nada, Era terrible ir en colectivo a todas partes. Por suerte nos peleamos.
Cada tanto volvía, preocupada, a la forma en que yo había llegado hasta ella, pero yo desviaba la conversación. Hablé poco, y siempre para darle la razón en todo. Cuanto más estaba con ella, más quería que volviera Daniela. En el fondo me gustaba estar con Teresa porque, si tenía vuelta la cara a un lado y yo no le miraba más que el pelo, era como estar con Daniela.
Caminamos por Santa Fe, miramos vidrieras, entra mos en largas galerías. Me hizo algunas preguntas sobre mí, pero, cuando empezaba a contestar, ella me hablaba de otra cosa.
--Nos podemos encontrar algún día de estos-me dijo al despedirnos.
-A lo mejor nos vemos en la facultad-dije.
Un beso en la mejilla, un papel con una dirección que tiré a los pocos minutos; así terminó mi investigación. De todas las cosas que había emprendido, aquella búsqueda parecía haber sido la más estúpida, la más absurda, la más insensata. Pero no lo fue: porque en el camino me había encontrado con Daniela.
ALGUIEN ME DICE CUALES SON LOS VERBOS QUE HAY EN LA HISTORIA AYUDA
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Explicación:
ella no sabia nada y el la engaño con otro
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