A través de las eras ¿cual ha sido la reaccion general hacia las nuevas ideas acerca de las "verdades" establecidas?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Con razón, la comunidad científica se preocupa hoy en día del fraude científico y de los medios de imposibilitarlo.1 No obstante, hay una forma de fraude mucho más insidiosa y peligrosa aún, raramente denunciada, que consiste, para los sectores autorizados, en ocultar deliberadamente los hechos susceptibles de cuestionar las verdades establecidas y de oponerse a su publicación.
La ciencia sólo puede progresar si los hechos que contradicen las teorías consideradas como establecidas no son deliberadamente ocultados.2 Existe una ética de la ciencia y de la investigación que conviene respetar en todo caso. No se consideraría conforme a la ética científica, y a decir verdad a la honestidad, el apartar de toda publicación hechos indiscutibles a propósito, resultando directamente de la experiencia, con el único pretexto real de que podrían contradecir teorías vistas como perfectamente establecidas.
Tal rechazo se hace más inadmisible aún si los procedimientos utilizados no siguen las condiciones indispensables de transparencia, objetividad, imparcialidad y honestidad, si son anónimos, si están falsificados,3 y si no es posible recurso alguno.4
La tiranía de las verdades establecidas
En cada época, las nuevas concepciones han sido constantemente rechazadas por la fuerza tiránica de las «verdades establecidas». Desde siempre, un fanatismo dogmático e intolerante no ha dejado de oponerse al progreso de la ciencia y a la revisión de los axiomas sobre los cuales reposan las teorías admitidas, cuando nuevos hechos los invalidan.
¿Cómo se pueden constatar tales situaciones? La razón es muy sencilla. La opinión llamada científica es cegada constantemente por la incesante repetición de pseudoverdades y por los prejuicios erróneos. De hecho, cuanto más se expanden las ideas dominantes más se asientan en la psicología de los hombres. Aun siendo todo lo erróneas que puedan ser, estas pseudoverdades acaban adquiriendo el carácter de «verdades absolutas» que no sabríamos poner en duda sin oponerse al ostracismo activo de los establishments, debido a su incesante y simple repetición. Los más grandes innovadores han sido víctimas, se han topado siempre con la incomprensión o con la mala fe de sus contemporáneos.
¿Cómo luchar contra esta obstrucción de los defensores oscurantistas de las «verdades establecidas»? Debemos repetir sin cesar que la ciencia es un perpetuo devenir y que debe ser modificada todas las veces que sus proposiciones sean contradichas por la experiencia. Tal y como lo ha recordado Auguste Lumière:
Explicación: