A todos, en algún momento, se nos ha revelado nuestra existencia como algo particular, intransferible y precioso. Casi siempre esta revelación se sitúa en la adolescencia. El descubrimiento de nosotros mismos se manifiesta como un sabernos solos, entre el mundo y nosotros se abre una impalpable, trans- parente muralla: la de nuestra conciencia. Es cierto que apenas nacemos nos sentimos solos; pero niños y adultos pueden trascender su soledad y olvidarse de sí mismos a través del juego o trabajo. En cambio, el adolescente, vacilante entre la infancia y la juventud, queda suspenso un instante ante la infinita riqueza del mundo. El adolescente se asombra de ser. Y al pasmo sucede la reflexión: inclinado sobre el río de su conciencia se pregunta si ese rostro que aflora lentamente del fondo, deformado por el agua, es el suyo. La singularidad de ser -pura sensación en el niño, se transforma en problema y pregunta, en conciencia interrogante. Octavio Paz, El laberinto de la soledad, México, FCE, 1981 (fragmento).
a) ¿Qué trata de expresar el texto?
b) ¿Alguna vez has tenido una sensación de soledad, o siempre has sentido que perteneces a un grupo?
Respuestas a la pregunta
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Respuesta:
a)
Mi opinión: Trata de mostrar el cambio que todos tenemos en la adolescencia y a veces es sorprendente conocer la forma en que cambiando
Explicación:
b)
Yo siempre me he sentido parte de todo, ya que en general a todos les agrada. Era como estar en todo y al mismo tiempo en nada, ya que siempre tengo que adaptarme al entorno.
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