(a su retrato) Reconocer los paralelismos presentes, y la gradación descendente: ¿por qué los Utiliza la autora? ¿Qué sentido tienen?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Con los cambios que se producen en el paso del Renacimiento al Barroco, el hombre, aun cuando sigue creyendo en Dios, subraya su carácter autónomo. No se trata ya -las conmociones sociales, políticas y económicas no se lo permiten- de ocupar a la mente en elaborar medios altruistas de bienestar común; la preocupación por conocerse a sí mismo para poder sobrevivir, en una comunidad en crisis viene a reemplazar la importancia que le daban a la sociedad los hombres que vivieron en mejores días. «Comience por sí mismo el Discreto a saber sabiéndose» cita Maravall (1973, 4) de El Discreto de Gracián; y este «saber sabiéndose», este conocerse a sí mismo, implica la necesidad de una opción, constante que lo lleva a una movilidad continua.
El hombre del Barroco, continua diciéndonos Maravall, es un fieri, un hacerse, y no un factum, una cosa hecha; para él «toda realidad posee esa condición de no estar hecha, de no haberse acabado» (1975, 345), la libertad de opción es casi el único modo que tiene de ejercer su libertad interna. De ahí podemos explicarnos su propensión hacia lo inacabado, lo bifurcado, lo que lo pone ante un dilema a resolver, lo difícil168 —180→ como lo es decidirse por un camino abandonando los otros. Este ejercicio constante en la elección es lo que más contribuye a su tan admirada agilidad intelectual; le importa sobremanera aprovechar al máximo la experiencia para atender a sí propio y lograr su ubicación particular en una sociedad conflictiva de Homo homini lupus. Es para él vital, por tanto, estar pendiente de lo que sucede a su alrededor; le conviene asombrar a los demás -como lo hace el estado por medio de las fiestas y entradas triunfales- porque éste será un modo de darse seguridad a sí mismo a través del dominio de los otros. Recordemos el vasto significado de la palabra gracianesca clave «atento», la cual reviste otra forma del ser discreto ya que no importa el mero vivir sino el modo de vivir. Así nos lo dice Sor Juana, segura lectora de Gracián, en los siguientes versos:
Explicación: