a quienes encarcelaron en la isla de juan fernandez y porque
Respuestas a la pregunta
La ínsula principal del archipiélago homónimo fue isla-cárcel de España desde 1754. Era “La Bastilla” de la América Hispana, pero más dura. José Antonio Manso de Velasco (1688-1767), gobernador español de Chile (1737-1744) y luego virrey del Perú (1745-1761), confinó sentenciados comunes y políticos “altamente peligrosos” de la Real Audiencia de Santiago y Quito. “Más Afuera”, la otra isla más desvalida del archipiélago –Alejandro Selkirk desde 1966– fue utilizada para confinar disidentes políticos por el dictador Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931).
La corona y el virrey creían en rehabilitar con soledad y aislamiento a seres reducidos a “escoria humana” por las pésimas condiciones carcelarias de un cruel encierro con castigos físicos. Pensaban que el confinamiento al aire libre “curaría” la disidencia política de los “presos de Estado” y la inclinación al delito de delincuentes comunes. Los primeros colonos hispanos desembarcaron en Cumberland en 1749, fundaron el caserío San Juan Bautista y obligaron a los confinados a excavar cuevas para pernoctar vigilados.
La isla fue fortificada para disuadir visitas de enemigos de España. Una Real Cédula de 1749 ordenó que fuese poblada y defendida. Cumpliendo esa orden, el “presidente de Chile” Domingo Ortiz de Rosas dispuso su poblamiento. El 11 de marzo de 1750 zarpó de Concepción –a la sazón donde hoy está Penco– Las Caldas, con una compañía de batallón, 171 colonos de ambos sexos, 22 presidiarios destinados a las obras de fortificación de la bahía y algún ganado para alimentación. Otro buque trasladó el armamento requerido por el fuerte.
Apenas avanzaban las obras, cuando el25 de mayo de 1751 el mar arrasó con todo y hubo que empezar de nuevo, pero el hambre se erigió como la mayor aflicción de soldados y prisioneros.
La isla paradisíaca de Alexander Selkirk /Robinson Crusoe inició así cien años (1754-1854) de miseria humana, malos tratos, abusos de poder, violaciones de derechos humanos, rebeliones, crímenes, fugas masivas en naves secuestradas y… hambre, mucha hambre. Otras obras rústicas menores se edificaron cerca de la fortaleza, con escasez perenne de materiales, poca comida, pero abundantes armas, pólvora, municiones y mano de obra presidiaria. Aceleró el trabajo el esfuerzo de colonos, albañiles, funcionarios coloniales y confinados comunes, políticos y militares, de diferentes profesiones y clases sociales, aunque la mayoría provenía del “bajo pueblo”.