¿A quién se consideró la ciencia de los cuentos de hadas y porque?*
Por favor ayuda es para mañana por favor ayuda plisss.
Respuestas a la pregunta
Los cuentos de hadas y el conflicto existencial
Para poder dominar los problemas psicológicos del crecimiento —superar
las frustraciones narcisistas, los conflictos edípicos, las rivalidades fraternas;
renunciar a las dependencias de la infancia; obtener un sentimiento de identidad y
de autovaloración, y un sentido de obligación moral—, el niño necesita comprender
lo que está ocurriendo en su yo consciente y enfrentarse, también, con lo que
sucede en su inconsciente. Puede adquirir esta comprensión, y con ella la capacidad
de luchar, no a través de la comprensión racional de la naturaleza y contenido de su
inconsciente, sino ordenando de nuevo y fantaseando sobre los elementos
significativos de la historia, en respuesta a las pulsiones inconscientes. Al hacer
esto, el niño adapta el contenido inconsciente a las fantasías conscientes, que le
permiten, entonces, tratar con este contenido. En este sentido, los cuentos de
hadas tienen un valor inestimable, puesto que ofrecen a la imaginación del niño
nuevas dimensiones a las que le sería imposible llegar por sí solo. Todavía hay algo
más importante, la forma y la estructura de los cuentos de hadas sugieren al niño
imágenes que le servirán para estructurar sus propios ensueños y canalizar mejor
su vida.
Tanto en el niño como en el adulto, el inconsciente es un poderoso
determinante del comportamiento. Si se reprime el inconsciente y se niega la
entrada de su contenido al nivel de conciencia, la mente consciente de la persona
queda parcialmente oprimida por los derivados de estos elementos inconscientes o
se ve obligada a mantener un control tan rígido y compulsivo sobre ellos que su
personalidad puede resultar seriamente dañada. Sin embargo, cuando se permite
acceder al material inconsciente, hasta cierto punto, a la conciencia y ser elaborado
por la imaginación, su potencial nocivo —para los demás o para nosotros— queda
considerablemente reducido; entonces, algunos de sus impulsos pueden ser
utilizados para propósitos más positivos. No obstante, la creencia común de los
padres es que el niño debe ser apartado de lo que más le preocupa: sus ansiedades
desconocidas y sin forma, y sus caóticas, airadas e incluso violentas fantasías.
11
Muchos padres están convencidos de que los niños deberían presenciar tan sólo la
realidad consciente o las imágenes agradables y que colman sus deseos, es decir,
deberían conocer únicamente el lado bueno de las cosas. Pero este mundo de una