a. ¿Cuál es la relación entre un problema y el diseño y funcionamiento de un artefacto?
Respuestas a la pregunta
Este trabajo se compone de dos partes relacionadas. En la primera parte se analizan dos
sentidos básicos del concepto de función: el sentido histórico y el sentido no histórico. Sobre
la base de estos materiales se propone un concepto de función técnica para su aplicación
en el ámbito de los artefactos técnicos. En la segunda parte se analiza el modo en que el
constructivismo social en tecnología enfoca las circunstancias de recepción y uso de los
artefactos técnicos. La clave de esta segunda parte es mostrar cómo el constructivismo
social niega la tesis de que los artefactos técnicos realizan ciertas funciones técnicas
propias con el propósito de satisfacer unos objetivos para los que fueron diseñados,
producidos y comercializados.
Palabras clave: filosofía de la tecnología, funciones técnicas propias, funciones técnicas
latentes, artefactos técnicos, constructivismo social.
De la misma forma en que hay distintos usos del término “función”, hay una pluralidad de
conceptos que identifican ese término. De allí que proliferen los análisis filosóficos de los
conceptos de función así como las propuestas sobre cuál es la naturaleza y cuáles son
los mecanismos de las explicaciones funcionales. En un artículo reciente, Mahner y
Bunge (2001) se referían a dicha situación en los siguientes términos:
Un comentario de esta naturaleza introduce un fuerte toque escéptico en cualquier
intento serio por dar un contenido único al concepto de función. A casi treinta años de
los pioneros artículos de Wright (1973) y Cummins (1975), la literatura sobre biología
teórica y filosofía de la biología parece comunicarnos que la mayoría de los problemas
interesantes continúan abiertos. Desde un punto de vista expositivo, estos problemas,
propios del concepto de función en biología y filosofía de la biología, pueden dividirse en
dos grandes clases. Por una parte, la clase de los problemas fundamentales. Esta clase
puede resumirse en las siguientes preguntas: ¿es metafísicamente adecuado pensar en
términos teleológicos y emplear un lenguaje teleológico -i.e., un lenguaje que refiere a
cosas tales como “diseños”, “propósitos”, “fines”, “funciones”- para entender y hablar del
mundo de los organismos biológicos? ¿Está el empleo de este lenguaje
epistémicamente justificado? ¿Pueden naturalizarse las funciones, esto es, pueden
asentarse en propiedades históricas de estructuras complejas sin referencia alguna a
metas, propósitos, y diseños de un agente consciente? ¿Cuáles son las razones para
adoptar esta estrategia ante los organismos biológicos? ¿Cuál es la naturaleza de esta
estrategia? ¿Es una estrategia metodológica fuerte o un principio de carácter puramente
heurístico?1