9.- Escribe las dos modalidades de la Conquista de América. Conquista: Conquista: .
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Respuesta:
Cuando en el año de 1531 el capitán Pedro Alméndez Chirinos se adentró en la región centro-norte de la aún llamada Nueva España, pero que no tardaría en convertirse en el reino de la Nueva Galicia, no imaginó que el control de esta región costaría más vidas a los conquistadores que las que les había costado doblegar al imperio mexica. Se creía que por estar casi deshabitadas, éstas eran tierras de nadie. La guerra del Mixtón, acaecida durante 1541 y 1542, primera respuesta a los maltratos y vejaciones sufridos por los naturales, fue apenas un indicio de lo que serían los siguientes cincuenta años de resistencia al sojuzgamiento español. La guerra del Mixtón movió a miles de indígenas que bajaban desde la sierra del Tepeque, o que venían desde las llanuras de lo que sería Zacatecas, a enfrentarse a los conquistadores, quienes, temerosos, organizaban su defensa con los aliados que les quedaban y los medios que tenían a su alcance. Los años de 1541 y 1542 fueron difíciles para los españoles que poblaban el occidente de la Nueva España, tanto que hasta el virrey tuvo que movilizarse junto con 30 000 aliados aztecas y tlaxcaltecas, para afrontar el peligro.
Con los naturales establecidos en pueblos el entendimiento fue más fácil. Los españoles no querían guerra, querían la sujeción de los indígenas, y pronto se vio la conveniencia de llegar a un acuerdo. En cambio, con los nómadas no hubo arreglo. El descubrimiento del mineral de Zacatecas en 1546 empeoró las relaciones, pues cada vez llegaban más colonos y la libertad de los nómadas se hacía más difícil. La guerra había empezado, una lucha sin cuartel que duró casi cuarenta años; la crueldad era la bandera de ambos bandos. Los españoles hacían esclavos a los prisioneros, sin importar que fueran guerreros, mujeres o niños. Por su parte, los chichimecas hacían lo propio, asesinando y matando a cuanto enemigo caía en sus manos.
Los misioneros trataron por sus medios de integrar a los salvajes chichimecas, y a los cuachichiles de nuestros rumbos, y pagaron con sus vidas: 31 franciscanos murieron en manos de los indómitos guerreros. Esta guerra obligó a otro virrey a dejar la capital del reino para ver con sus propios ojos qué se podía hacer para acabar con ella. Así, el virrey Martín Enríquez ordenó personalmente la construcción de los presidios de Portezuelos y Ojuelos, para proteger el camino de la plata, y se comprometió a dar facilidades para que nuevos poblados aseguraran los avances de la colonización.
La guerra se había convertido en un medio de vida para ambos bandos: para los españoles porque podían hacer esclavos; para los naturales porque lo que obtenían de sus correrías los abastecía de productos muy variados, desde alimentos hasta vestimenta y fruslerías. Pronto la guerra se hizo con los mismos elementos: caballos y fusiles fueron usados tanto por los españoles como por los indígenas. Poco a poco este contacto velado hizo más fácil la aceptación del uno por el otro. Esta lenta penetración, efectuada por diferentes medios, que va de la entrada de las huestes de Nuño de Guzmán en 1531 hasta la firma de la paz chichimeca en 1593, ocasionó que cuando la tranquilidad llegó, lo más difícil de la asimilación ya se había realizado. La prueba la tenemos en que fue Miguel Caldera, hijo de una india chichimeca y de un colono español, el que se encargó de concebir y tramitar las condiciones para que se lograra la paz.
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